miércoles, 29 de diciembre de 2010
Siempre tú, mi amarga y única perdición.
viernes, 24 de diciembre de 2010
Noche en la tierra.
lunes, 20 de diciembre de 2010
Todo fue poesía alguna vez.
Otro amanecer en el que dejaron de existir las estaciones, el cambio climático me pegaba en el rostro abrasando mis mejillas.
No era la primera ni la última vez que el corto y perezoso invierno se reía de la ciudad.
Y a la gente, lejos de preocuparle, le encantaba que el cielo se hubiera vuelto esquizofrénico e impredecible. Les gustaba vivir la Navidad en terrazas al sol, en mangas de camisa y sin lanas.
Me encanta la lana.
Me encantas con tus jerseys de lana bereber, y cuando me abrazas, huele a viejo y a la Castilla profunda enre los gruesos hilos de tus cálidos susurros.
Imagino farolillos ennegrecidos y rotos, y misteriosos ruidos enlatados dentro de una taberna decadente, escondida entre las sombras de un pueblo manchego, frío , seco, oscuro.
Sobre todo oscuro.
Las palabras vuelven a ponerse en tela de juicio. Las necesito como el agua en estos días sensibles y nuestros.
Demasiadas preguntas, pocos detalles, mucho frío. Pero también muchas ganas.
Locas.
De amar, de errar, de ser de nuevo dueña de mis sentimientos sin serlo en absoluto.
Me hago la esquiva para hacerme impermeable al dolor, y ser libre, libre, libre.
Sólo quiero decir adiós a los fantasmas del verano en las cascadas de luz, cerrar episodios como se apaga el viejo día al tomar protagonismo la inmensa luna rota.
Exhalo suspiros intermitentes en una terraza incendiada por la savia de unos árboles inmortales, de unos gatos invisibles y de una bicicleta oxidada que cayó en el olvido tras la ilusión.
No puedo ser sólo alguien a quien enciendes con tus manos.
He sido recompensada con la intensidad del que nunca piensa en el mañana, creo haber sido querida con el calor de un millón de sueños apretados.
No hay nada en mí que no hayas visto antes, y sin embargo, aún no has visto nada en mí en lo que yo me identifique.
No sabes nada, y a la vez lo sabes casi todo.
Me escapo de tus trampas como un ratón asustado, y te crees que me creo la mitad de tus recursos.
Nadie dijo que fuera fácil empezar algo empezado.
Nos fumamos la melancolía, y entre combustión y latidos empieza una nueva vida en nuestros párpados dormidos.
Y me quedo sin palabras bailando en la cocina, descalza, y sin más poesía que la que me ofrecen tus manos en mis vértices.
Me sabré el número de tus lunares antes de que puedas darte cuenta.
Y esa será tu perdición, también la mía.
Pero me querrás muerta si huyo tras hacer mío tu cuerpo, para conocer ese mundo que jamás podre poseer.
Ese mundo que creo mío sin serlo, del mismo modo que alguien pensará que yo le pertenezco.
Pero no es así.
Escurridiza y volátil , engaño a todos, y me engaño a mí, creyendome inmortal ante tus ojos alargados.
Existimos como amantes de la vida, nunca te prometí algo más, ni tú lo hiciste.
Tápame la boca, que la sopa de letras deje de existir bajo mi nombre verborreico.
Haz que el mundo acapare sólo este minuto de silencios y preguntas mudas.
sábado, 18 de diciembre de 2010
El lugar donde cupo lo imposible.
Recuerdo el último , en uno de los mejores días de mi vida.
Caía Marzo sobre el asfalto a borbotones, el sol de media tarde aclaraba los ojos y despertaba los sentidos acurrucándonos en las melodías de los pájaros que surcaban el cielo entre polen soleado.
Sentimos esa vez entre nuestras manos aferradas a las del otro, simétricas, mariposas que habían huído de la lógica y de cualquier exótico del planeta para encontrarnos.
Todo lo que tocábamos se convertía en primavera.
El ambiente se impregnó de instrumentos medievales, cascabeles y bellas percusiones de madera resonando en nuestros extasiados tímpanos.
Había una gran explanada abarrotada de niños que reían ante payasos con máscaras hechas a mano, pintadas con detalles de magia y plateados remates, únicas en el mundo.
El humor que predicaban era sano e ingenioso, alejándose de burdas y pesadas bromas o de vulgares artificios. Todos reíamos, fuera cúal fuese nuestra edad, condición, situación, compartiendo mucho sin apenas darnos cuenta.
A cinco minutos de la ciudad, parecíamos haber entrado en un mundo antiguo y extraordinario, que nos separaba de la realidad con un velo de atardecer seminvisible.
Vendían mitología, cuentos en miniatura, ropas de lana tejidas a mano, sueños bordados a medida, minerales nunca antes vistos para la suerte eterna, historias de dragones morados amables que en vez de fuego, escupían flores, lamias de pies palmeados con espejos y cabello de oro que habitaban en paz en castillos escondidos bajo las aguas templadas de un lago cualquiera.
Olía a hoguera de media noche, a piedra y a brasas que a fuego lento cocinan grandes trozos de carne, bailando al calor del akelarre de brujas bailarinas.
El queso curado, los pasteles de arroz que aturden papilas gustativas, los frugales vinos del desconcierto y la chispa granate del instante.
Ojos brillantes en que se vertía la ilusión de los que buscan ver un mundo extraño alguna vez.
Marionetas enmascaradas que no se conforman con los colores arco-iris, cometas de papel maché, que volaban fugaces debajo del cielo, encima del mundo.
Un segundo, y la felicidad te pertenece.
No podía parar de sonreir, embriagada de polvo mágico que absorbían mis párpados rosados, de apretar a mi alma gemela entre mis dedos.
Ropajes austeros y oscuros, botas marrones del medievo, casacas y corsés ceñidos al cuerpo de mujer, quiméricos frascos que albergan medicinas hechas por alquimistas locos que viven escondidos y ayudan a curar catarros con agua recogida en luna llena.
Leían la mano adivinas con pañuelos anudados a sus frentes alumbradas, tras cortinillas de estrellas, augurando amores, buena suerte, o en los peores casos , la muerte.
Lindos unicornios blanco inmaculado compartían la estancia con su presencia obligatoria.
Empezaba a asomarse tímidamente el ocaso, entre el verde de las afueras de la ciudad, en un lugar encantado, que hizo prisioneros nuestros sentidos y por primera vez, pudimos volar.
Nunca sabrás cuando volverás a sentir mariposas.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Cuando la felicidad se hizo preguntas.
Hoy sólo los geranios transtornan el ambiente, el paisaje, la atmósfera irrespirable con su brillo.
Como decía el poema más bello que jamás se ha escrito, "hoy solo tengo ganas de arrancarme de cuajo el corazón, y ponerlo debajo de un zapato. Hoy me sobra el corazón".
Si hay algo que no se expresar físicamente es la tristeza, por eso la escribo en esta parte oscura de mi vida que nadie conocería si me viera a diario en la universidad o en un bar, o en cualquier parte que perteneciera al exterior de mi diario sonriente.
Me gusta mucho la gente que sonríe, y pese a todo lo que pueda sentir, siempre consiguen transmitirme algo de esperanza, por eso tiendo a la risa, porque sé que ayuda al resto y a uno mismo, ya que todos tenemos días en que necesitamos una mirada cómplice para no caer.
Siempre he sido capaz de llenarme de optimismo cuando todo apunta a la desgracia, el estrés, o la pena.
Sin embargo, hay momentos en que algo te oprime el corazón, en que por más que te hagas el firme propósito de ser luz, solamente ves la parte oscura de todo lo que te rodea, lo peor de tí mismo, la miseria y la apatía se convierten en una transfusión inevitable a todas las venas de tu cuerpo, resquebrajando tus ganas, desgarrando tu alegría habitual.
No hay nada que hacer ante eso, me temo, más que esperar, no se exactamente a qué, puede que a la respuesta de mis preguntas, que ni yo se responder, como qué quiero realmente, qué estoy haciendo con mi vida, qué necesito, qué debería cambiar. Qué puede hacerme feliz eternamente.
Desgraciadamente creo saber que no hay nada lineal en mí desde que nací un invierno casi tan frío como éste, en el mes raro, una noche de carnavales y de ruido, de voces, de músicas locas resonando en la habitación pulcra y blanca de la clínica donde mi madre se daba a sus antojos de fresa que yo debía pedirle desde el interior, con voz ronca, como ahora, en un lenguaje que sólo ella comprendía.
Me estaba nutriendo de la dulzura, ella quería que yo fuera su representante de la sonrisa en el mundo nuevo al que saludaban mis grandes ojos de almendra.
Nací con una fresa dibujada por alguien en mi pequeña cabecita, y desde entonces nunca más pude ver ese símbolo materno inherente a mi futura existencia.
Qué fragil es todo en la vida, cuanto cuesta guardar la felicidad que rompe barreras, que es capaz de levantar el ánimo hasta del más suicida, que borra ceños fruncidos y despierta lo mejor de nosotros, que nunca es poco, que siempre es mucho más poderoso que lo que nos aflige.
Sólo quiero ser feliz en la vida con placeres sencillos y que llenan mi mente y mi cuerpo de una alegría real y no perecedera. Como lo son las altas ambiciones que frustran y envilecen a las personas.
Mi único fin es encontrar mi ansiada paz interior, sólo necesito una señal que me diga que voy encaminada, que todo merece la pena, porque me estoy construyendo un camino que merece la pena ser vivido, lleno de emoción y de lucha, de violentas pasiones cumplidas.
Y por encima de todo, que cuando me mire al espejo, vea que en lo que me he convertido es un ser noble, que no se ha dejado arrastrar, que ha podido superar todas las pequeñas y no tan pequeñas trabas, el desamor, el egoísmo y el cinismo que todos, absolutamente todos, llevamos en nuestro corazón.
Me cuesta más sobrellevar las pequeñas decepciones que las grandes pérdidas. Algo se enciende en mí, incendiándome por dentro de fuerza y valor cuando algo grave ocurre a mi alrededor.
Pero, sin embargo, son esas pequeñas tragedias mundanas y absurdas las que me cuesta perdonar, y olvidar, y sobrellevar.
Cúanto me gustaría a veces ser inmune y menos sensible a todo lo que me rodea.
Pero no sería yo, sino alguien despiadado y terrible el que lleva mi nombre, el que sigue mis pasos sin mi permiso, el que da la espalda a lo más importante que hay en la vida, las personas que la forman.
Sin más que decir, ahora leo lo que he escrito y veo todo un poco más claro, es una de las ventajas de escribir los pensamientos.
Me siento algo más libre en esta tarde bajo cero, y me siento más capaz de rescatarme de entre las ruinas de lo que he sido, lo que suelo ser.
Ánimo a todos los corazones que hoy se han quedado sin batería, siempre nos quedará soñar con que mañana todo cambiará, pero no porque sí, sino porque nosotros lo hemos logrado, una vez más, uniendo nuestra energía a la del resto de almas que vagan incomprendidas en nuestro caminar.
Los geranios han dejado de brillar incandescentes, ya que todo está oscuro y taciturno en esta tarde antes dolorosa, les he robado la luz..
Y sigo, sigo, sigo.
domingo, 12 de diciembre de 2010
Y perderme en tus límites hasta desaparecer.
sábado, 11 de diciembre de 2010
No existe, son los padres.
lunes, 6 de diciembre de 2010
Y sin saber cómo, fuimos.
Tras el no, vivimos alegres y soleadas mañanas,
en una casa desconocida con luz extraña y perfecta,
estores a media asta, un olor casero de la infancia,
libros viejos y la bandera cubana cubriendo mi cuerpo aún adolescente.
Se iban llenando los espacios de la desilusión,
la música y el teatro se abrazaban a mí de nuevo.
Creo que coincidimos en que ambos rostros parecían acabar de nacer,
transtornados con aires de fiesta y de latidos galopantes,
mudando de piel con raros besos, nutriéndonos del otro y sus proyectos.
Coloreaste mi desgana con tu aliento,
apareciendo pronto, abrazándome hasta tarde,
e intuyendo que ya nos habíamos conocido antes,
en otra vida lejana, arropados por el misterio y las estrellas,
jugando con los pecados, alimentándonos de lo prohibido.
Desnudos, y con los sueños como carta de presentación,
irradiabas un calor desconocido,
de mirada salvaje o agresiva, pero el más tierno en la caricia.
Embriagaste mi letargo con desayunos de aceite y cafeína,
con aroma a hierba y azafranes.
Me quitaste la espina, sin preguntas ni juegos macabros.
Templado y liviano amanecer,
todo se fue volviendo menos triste con tus manos de pianista esquizofrénico.
Tu carácter era tan voluble como el mío,
sin medida, sin transición, extremadamente incomprensible.
El equilibrio brilló por su ausencia,
pero seguíamos siendo dos seres que se necesitaban por encima de lo terrenal, de las diferencias. Personas para las que ser amado si tenía sentido.
Fuimos tanteando con las yemas el terreno,
y exaltados al final,sucumbimos a la razón
introduciéndonos en un bucle de tardes lluviosas compartidas.
No hiciste preguntas pero yo hablé.
Te dije que no era de fiar,
que alguien sin miedo nunca lo es,
que pasaba por la vida sin pena ni gloria,
que estaba inmersa en el recuerdo y la soledad.
Que todo había perdido el sentido en mi vida .Que quería que así siguiera siendo.
Pero una noche eclipsamos el mundo con nuestras voces llamándonos a gritos.
Se me olvidó la pena y el espanto.
Te dije no te convengo,
no te querré,
no te haré feliz, caeremos en picado,
nunca te haré partícipe de mi locura, ni de mi extraña forma de amar.
Te torturaré sin miramientos.
No te importó,
viste una señal durante el sueño, que te guiaba hasta mí,
que te decía claramente que a mi lado estaba el camino.
Me dejé querer por tus instintos,
y en el laberinto del subconsciente te dí la mano
te miré sólo una vez.
Y supe que proyectaríamos calor que el mundo necesita,
necesitándonos sin saberlo,
sabiendo que estamos perdidos,
o salvados.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Te recuerdo.
errores, del interrogante en tu mirada. La ciudad
gritaba y maldecía nuestros nombres,
jóvenes promesas, no, no teníamos
nada.
Dejando en los portales los ecos de tus susurros,
buscando cualquier rincón sin luz.
"Agárrate de mi mano, que tengo miedo
del futuro", y detrás de cada huida
estabas tú, estabas tú.
En las noches vacías en que regreso solo y
malherido, todavía me arrepiento de haberte
arrojado tan lejos de mi cuerpo.
A ahora que te encuentro, veo que aún arde
la llama que encendiste. Nunca, nunca es tarde
para nacer de nuevo, para amarte.
Debo decirte algo antes de que te bajes de este
sucio vagón y quede muerto, mirarte a los
ojos, y tal vez recordarte, que antes de rendirnos
fuimos eternos.
lunes, 29 de noviembre de 2010
Infinita locura violeta sin letargo.
Las utopías no existen en el infierno de los hombres.
sábado, 27 de noviembre de 2010
Sueño de invierno? No, gracias.
domingo, 21 de noviembre de 2010
Hoy, la nostalgia, mañana Dios dirá.
El cielo está cargado de cegadora luz y las nubes rocían de lluvia ácida la ciudad a intervalos inesperados.
Inexplicablemente me siento tan triste como el cielo.
Después de haberme reprimido, haber vivido rápido, acompañada por el éxtasis de una buena época, con prisa, sin pausa ni reflexión, siento un vacío dentro de mi cuerpo que no se como interpretar. Alguien me dijo hace poco que esto me sucedería.
Supongo que se deba a que he vivido sin ser yo una temporada. Cegada ante los sentimientos que se cocían en mi alma, ignorándolos, como si no formaran parte de mi estupenda y activa existencia. Riéndome de la tristeza y retando a mis fantasmas.
Pero hoy algo se ha roto en el aire,
como cuando tienes una relación y notas que ya no es lo mismo, como cuando un amigo te decepciona y aunque le perdones, sientes que ha estropeado algo importante, que nunca te darás de la misma manera a ese alguien, más que por venganza, por miedo y porque sencillamente, vamos marcamos unos límites, ocultando los sentimientos en un viejo desván y exaltando la importancia de otros valores como el respeto o la confianza.
A veces tendemos a dramatizar sobre una situación porque depositamos toda nuestra energía por esa causa, nuestras emociones, en ese pequeño cajón del momento.
Después nos damos cuenta de que nada es para tanto (o al menos casi nunca suele serlo), aprendemos poco a poco a relativizar el sufrimiento y a templarlo, como cuando vas soplando el café que anhelas para reconfortarte del frío, sabiendo que aún no puedes acercarte porque es demasiado pronto..
Por eso, aunque sea demasiado pronto para olvidar o perdonar, y para acercarnos a ese café de relativismo emocional, amanece un día en el que desdramatizar no se te hace tan difícil como el día anterior y el anterior...
Resulta más sencillo, y no odias, y la rabia se ha ido meciendo con canciones que no volverás a escuchar.
Asi todo, la sensación me recuerda a cuando eras pequeño y no te gustaban las lentejas, y como te obligaban a tomártelas, lo hacías rápido, casi tapándote la nariz para no saborearlas, para acabar con ese castigo culinario y pasar a otra cosa.
Así me siento en este día del penúltimo mes, que mezcla en mí la angustia y el cosquilleo de la incipiente juventud, cargada de libertad y de luz.
Que a veces me incita a hacer para no pensar, y me sumerge a ratos en un profundo estado de "y si..s" de dejadez ,de incomprensión ante la injusticia.
Ojalá Juan Luis Guerra reviviera a este día oscuro y nostálgico con su colorida bicicleta.
Ojalá el paso del tiempo me de la razón, o me la quite con una buena sorpresa.
Ojalá que el deseo se vaya tras de tí,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores..
martes, 16 de noviembre de 2010
No echéis la culpa al destino, cobardes.
No había tenido tiempo de darme cuenta, con el frenético paso de las semanas, de que estoy convirtíendome en una persona adulta.
Se que resulta evidente, pero hasta ahora no lo había notado de ese modo en mi propio cuerpo.
Me miré al espejo y ví mis rasgos más marcados ,mi mandíbula estaba más definida, dejando atrás a esos "papos" de niña, e incluso mis manos parecían las de otra persona.
Interiormente también me siento un poco diferente.Ya no soy presa de esa agitación insana que antes me arrastraba hacia un gran nerviosismo, falta de concentración y caos emocional de sentimientos extremos tan autodestructivo.
Es esencial sentirse bien en el cuerpo de uno para sonreir al resto.
Creo que fué cuando pensé en estos cambios, cuando por primera vez, me atrajo la idea de crecer.
Cuando era pequeña ver cómo pasaba de mi mundo reducido y brillante al mundo de los mayores me daba vértigo.
Recuerdo una vez que rompí a llorar del miedo que me daba empezar 1ºde Primaria y tener que ir al inmenso y desconocido patio de los "gigantes".
Los cambios no me gustaban nada.
Creo que este complejo Peter Pan, (o mejor dicho Hook, película que me sabía de memoria) se debe a una infancia mágica, a haber estado viviendo durante tantos años en un mundo paralelo creado por mi madre, lleno de brillantina, de mitología , de bosques y polvo mágico de mariposa.
En mi adolescencia, caótica y conflictiva, sin embargo, me encantaba parecer mucho mayor de lo que era. Soñaba con ser universitaria, leer en cafés ir a conciertos de cantautores al ritmo de guitarras españolas, con conocer a mucha gente excéntrica , viajar y ser una escritora o periodista como en las películas o las series que veía.
Ahora que es el momento, que está pasando delante de mis ojos la década clave para formarme profesionalmente.
Pero solamente la idea de "asentarme"- como ellos dicen-, buscar un trabajo digno ,y encontrar a un hombre al que aguante y viceversa (para formar una familia) me repele y tengo ganas de huir.
Si, es cierto, yo soy la cobarde. Cobarde porque aunque viaje sola a menudo, para mí lo valiente sería aguantar en esta ciudad y madurar y morir en ella, rodeada de recuerdos, de personas que influyen en tus decisiones, gente a la que no quieres defraudar, que desgraciadamente(en este caso) te quieren demasiado y te dan muchos quebraderos de cabeza por preocuparse tanto por tí.
La cuestión llega al darte cuenta de que no vas a poder responderles como pretenden. Mejor dicho, que no quieres hacerlo.
No tengo altas expectativas económicas, ni pretendo tener un trabajo convencional lleno de horarios y de limitaciones.
Me llaman soñadora continuamente. Pero que me queda si con ésta edad hablo de la hipoteca?
Ser adulta para mí no es irse a vivir con un hombre a un piso decorado en Ikea y cenar con él los sábados por la noche en un italiano del centro. No es tener treinta años y quedar para tomar un café con tus amigas y hablar de modelitos, de pisos, de niños y de trabajos mal remunerados, de la gente que tenemos en común, de lo poco que realmente tenemos en común.
Un viaje o dos al año, conversaciones que giran en torno al dinero y a la manera de conseguir siempre más y más y más....
Veo esa vida y me entra descomposición.
Si esa es la única opción prefiero el exilio. Sólo puedo esperar a tener una vida más horripilante que esa, y es si no consigo realizar mi sueño de escribir. Aunque tenga otro trabajo, pero lo haga por gusto, porque me encanta, con alguien leyendome al otro lado.
Ojalá siempre tenga estas ganas locas de escribir.
Ahora, aunque me gusta, tengo pánico a ser adulta por la importancia que doy al tiempo, porque siempre quiero exprimirlo al máximo, hacer milagros con él, engañarle como puedo y decirle que conmigo su ritmo no tiene sentido.
Si ahora no veo mi vida como una sucesión de grandes momentos, de planes, de gente, de luces, de vida...cuando?
Es un gran momento en mi vida, aunque espero que le sucedan otros muchos que me hagan vibrar y luchar.Que siempre me defina la palabra soñadora.
Es un día lluvioso y son las ocho y entre el sueño y la vigilia he sentido que debía escribir algo.
Parece que palabras como perdón y gracias siempre nos cuestan un poco más.
Gracias, ahora sí, a las personas que me insuflan energía, risa y ganas de comerme el Mundo.
viernes, 12 de noviembre de 2010
Peregrino
Vuelva el que tenga
Tras largos años , tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia,
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le espere.
Mas tú, ¿volver?, Regresar no piensas,
sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Si hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.
Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida
No eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.
miércoles, 27 de octubre de 2010
A propósito de lo que hubo
Ahora que ya,
no me afecta la pobreza de sentimientos,
que pensar en lo que pudo ser y no fué no me desgarra por dentro,
que voy templando mis conflictos internos,
que no alimento mi alma con sentimientos en conserva,
que te he desprovisto de ese aura que hasta ayer te rodeaba,
que he taponado la pérdida con otras voces, con otros cuerpos.
Que no me vibran las entrañas con tu recuerdo contaminado,
que me siento mucho más yo a pesar de lo que me ha costado.
Punto y final a la masoquista memoria,
el luto ha terminado.
A base de inyectarme vida me he curado las ausencias,
otros vientos cosen con luz lo que dejaste.
Y todo va bien,
y me sorprendo sonriendo a la belleza como antes,
sin pensarte,
a sabiendas de que posiblemente,
conocerte fué lo peor y lo mejor que me pudo haber pasado.
Pero a pesar de todo
algún día te has asomado en mi mente como eras cuando me querías,
y te he visto dormido, recostado en el colchón del suelo con tus libros,
inundados con la luz naranja que nos teñía los cuerpos llenos de vida,
cuerpos que parecían emular algo puro y perfecto,
que parecían decir sin palabras,
que parecían encajar sin treguas.
Que parecían.
Aquél rincón de la ciudad donde me diste todo con V de vuelta,
donde me rendí sin orgullo a tu voz grave.
Y sin arrepentimientos, pero con la decepción como bandera,
sólo puedo decir, que la próxima vez que me entregue
será con garantía.
jueves, 21 de octubre de 2010
Sucede que a veces.
Grande, como siempre, Ismael.
Sucede que a veces la vida mata y el amor
te echa silicona en los cerrojos de tu casa,
o te abre un expediente de regulación,
y te expulsa del Edén, hacia tierras extrañas.
Sucede que a veces sales de un bar y la luz
quema la piel de este vampiro que te ama,
te llena la frente de fino polvo marrón-sur,
bostezas y te queman agujetas en las alas.
Pero sucede también
que, sin saber cómo ni cuándo,
algo te eriza la piel
y te rescata del naufragio.
Y siempre es viernes, siesta de verano,
verbena en la aldea, guirnaldas en mayo,
tormentas que apagan el televisor.
Teléfonos que arden, me nombra tu voz,
hoy ceno contigo, hoy revolución,
reyes que pierden sus coronas,
verte entre la multitud,
abrazos que incendian la aurora
en las playas del sur.
Sucede que a veces la vida mata y te encuentras
solo y en este corazón no reciclable
se hunden petroleros desahuciados y sospechas
que provocan miopía en lanzadores de puñales.
Sucede que a veces la vida mata y el invierno
saca su revólver, te encañona en las costillas,
te aterran los álbumes de fotos y el espejo,
huele a pino el coche y el mar a gasolina.
Pero sucede también
que, sin saber cómo ni cuándo,
algo te eriza la piel
y te rescata del naufragio.
miércoles, 13 de octubre de 2010
Enfermo no, terminal.
jueves, 7 de octubre de 2010
Bittersweet
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Soledad húmeda.
Recuerdo que una ves te pasó algo parecido.
En mi sueño, estábamos en una piscina.
Tu mirada se perdía entre el cloro y el reflejo de la luz en el agua.
Buceabas para no poder escucharme.
Te resguardabas del Mundo en el agua, como en el vientre de una madre, a salvo de todos y de tí.
Eras inmune al dolor, no sentías nada.
Yo te gritaba pidiendo auxilio, te hacía preguntas, y me tragaba el agua y mis palabras a borbotones.
Intentaba poder acercarme a tu cuerpo, pero no avanzaba, el camino era denso, y tu imagen intermitente.
Te movías como un pez esquivo.
Tu expresión parecía parte del paisaje, inamovible, inexpresiva, plana.
Sumergiendote en el silencio, vivías en una ignorancia azul y templada. Y tu alma era transparente.
Me sentí al borde del abismo,
como una niña pequeña que está a punto de ahogarse en un vaso de agua.
Yo me desgañitaba intentando hacerme oír,
sin orgullo, sin pensar en nada,
y cuanto más ponía de manifiesto mi dolor,
más sereno te tornabas tú, frío, ausente entre palabras desgarradoras.
Sólo mi eco seguía nadando entre las aguas,
y una niña se ahogaba dentro de mí,
pero tu seguías buceando, impasible..
Y mi alma mojada, tocaba fondo entre azulejos rotos y sirenas brillantes.
martes, 28 de septiembre de 2010
Eterna.
ella se ha marchado dejando olvidado un cuerpo dormido.
Soñaremos que una noche a ella le pinchó una rueca y no despertó.
A él sólo le queda celebrar esta última ofrenda,
y ella, arderá en una estrella diciendo:
Que abran las ventanas y me dejen marchar,
que la noche no duela"
Alguien dijo que podemos irnos del mundo sin marcharnos del todo nunca,
que todo el amor que has creado sigue aquí, viviendo en los corazones que has conmovido y nutrido mientras vivías.
Pero la muerte duele, y al marcharte pareces haberte llevado contigo el sentido de las palabras.
Hace unos días te ví imaginando que sería la última visita.
E intenté explicarte lo mucho que te quiero, porque me dijeron que el oído es el último sentido que se pierde.
Busco el consuelo en saber que al menos me he despedido de tí, y que dices adiós a todo esto, consciente de haber llevado una vida plena y hermosa.
Creaste un hogar junto al mejor de los hombres, donde siempre hubo cabida para uno más, donde tanto tus hijos, como tus doce nietos, fuimos felices .
Donde gracias a tí, todos nos reuníamos como una gran familia.
Siempre te voy a recordar como a una muñequita dorada con zapatos pequeños y piel de caramelo.
Cuando venías a casa, lo sabia por ese olor dulce con que lo envolvías todo.
Te recuerdo siempre sonriendo.
Tu carácter se ha correspondido siempre con tu figura, noble, dinámica, y fuerte.
Pero también muy tierna.
Has sido una mujer que no se quedó anclada en los recuerdos y la pérdida. Tu sentido del humor y tus ganas de vivir te lo impidieron.
Esas ganas de vivir te han aferrado a la vida hasta las últimas consecuencias con una fortaleza que se negaba a acabar sus días en el Mundo.
Hemos hecho nuestro tú dolor, siguiendo tu paso a través de estos duros años, en que pasabas sin hacer ruido, como un pajarito que no se conformaba con irse de nuestro lado..
Tu vida se ha apagado lentamente como una vela de cumpleaños, que hasta el último momento irradia luz y calor.
Al morirte se muere una parte de los que todavía te necesitamos.
Para muchos te has convertido en el centro de sus vidas, los mismos, que se preguntan ahora como harán para vivir sin tí.
Te digo Adiós sabiendo que estarás con el amor de tu vida muy pronto, que serás su mejor regalo de cumpleaños en este 29 , y que seréis tan felices juntos como lo hemos sido nosotros a vuestro lado.
Te echaré mucho de menos.
martes, 21 de septiembre de 2010
Acuérdate de vivir.
Llevo conmigo preguntas aprendidas, inconexas, que sobran, y que sedientas exigen, buscan, y callan.
Sobre todo callan. Sin pronunciarse, por miedo a no encajar en ese mundo inventado que creaste algún día, sin el permiso de nadie, sin avisos.
Algún día raro, aparecí como un arrebato, arrancándote la libertad y la piel a besos insuficientes.
Tú acariciabas mi alma con Chopin y me hacías reír. Me bastaba saber que te había encontrado, era suficiente.
Quiero decirte que yo jamás nací para adivinar, pero sí para querer.
Tú en cambio naciste para que te quisieran sin preguntas.
Tú vida por la nuestra.
Me miro, y agotada por este juego peligroso en el que me has involucrado , me procuro el don de no pensar, de seguir, porque el camino es ahora lo único que importa, la vida que me queda sin tus abrazos.
No miento si te digo que hubo un tiempo, cercano, en el que mis sentidos abotargados, parecían ni pertenecerme.
Era ajena a mi vida, porque tu estabas en todo lo que tocaba, habías vacíado mi interior a cucharadas.
Así me desnudo por última vez ante tus ojos cansados, con esa verdad que tú escondes.
La verdad con la cual ahora te digo desde el otro lado del charco, y sin promesas, hasta siempre, Mr Darcy.
Alguien te tenía que decir, (aunque temo que sea demasiado tarde) que el ser humano , más que ficción , que animal , y sobre todas las cosas, es humano.
Pero todo pasa, aunque pese, y sí de algo estoy segura es de que este animal se ha cansado de esperar, porque como ya te he dicho, yo no he nacido para eso.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Vuelve.
Y te siento cerca, alterando cada espacio, y cada parte de mí se revuelve con tu respiración invisible.
Revoloteas ,repasando cada pensamiento, inundándolo todo de desazón y turbulencias .
Te elevas y dilatas tu presencia hasta que se hace insoportable, tanto, que conviertes mi vida en algo tuyo, en una prolongación de tu existencia.
Y estás lejos.
Pero tu recuerdo permanece congelado, y ya no se muy bien donde están los límites entre el recuerdo y la realidad.
Me confundes, como siempre has hecho, y pierdo el poco sentido común que me quedaba.
La concepción del tiempo, al que siempre has temido, (incluso más que a tí mismo), desaparece.
El ahora del que hablabas ha perdido todo su sentido.
Suelo odiarte a menudo, cuando por tí estoy aprendiendo a convivir con la soledad.
Seremos al menos un día un boceto de lo que fuimos?
Dime que volverás y como una corriente de calor , descongelarás mi vida, y volveremos a ese punto exacto del mundo donde nos abandonamos por última vez.
Y nada habrá cambiado, más que la estación.
Dímelo, o esta noche será larga ..
Otra vez
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