martes, 25 de septiembre de 2012

Humo y azar

Nuestra generación nació equivocada.
No fué nuestra la culpa, sin embargo.
La seguridad en que nuestras familias de clase media se sumergieron nos pasarán factura, de hecho las facturas las  escribían algunos mientras vivíamos vidas que no podíamos permitirnos.
Qué fácil parecía ser como el abuelo, que habiendo llegado del campo consiguió tanto viniendo de tan abajo, qué sencillo pasar de las salchichas a los percebes, que se cogían como puños en aquél entonces.
Qué memorables las noches en la casa de verano, qué normal el tener dos coches, qué deliciosa rutina el  bocata de jamón para merendar y que te comprasen un estuche nuevo con pinturas de  treinta y dos colores a cada vuelta al cole.
No sé hasta qué punto la gente está empecinada en seguir mantener un nivel de vida que nosotros NO podremos alcanzar, o al menos no sin un esfuerzo que pocos están dispuestos a ejercer y que desde luego tiene mucho que ver con palabras tan familiares como competitividad, emigración o explotación.
Y que tampoco podremos conseguir sin pasar por encima de todas las personas que tendrán menos (aún) para que esta clase media perviva.
Veo habitualmente cómo amigos trabajan como becarios en empresas de todo tipo y condición varios meses con sus horas sus minutos y segundos, cobrando un salario macabro, trabajos en el que ni siquiera les pagan (en caso de necesidad de desplazamiento) el billete del trayecto, la gasolina, y ya ni hablemos de la comida.
Luego ya el trabajo que ejerzan es otro cantar, nunca mejor dicho "otro".
Porque normalmente trabajas de cosas antagónicamente distintas de las que has estudiado, por lo que, y gracias una vez más a la educación que se nos ofrece en las Universidades de este país, tienes que esforzarte el triple en aprender cosas que probablemente no tengan nada que ver con tu carrera o no vayan a servirte de nada en cuanto a tu desarrollo personal.
Nadie está exento de culpa, nadie se salva en este embolado en el que estamos metidos.
El problema es que la gente piense por mandato del gobierno que ellos han de apretarse el cinturón porque la crisis es su obra, ya que es más que probable que los que más sufren a causa de la crisis no tengan mucho que ver con las entidades financieras, las constructoras o las multinacionales.
Veo gente que no puede pagar la matrícula de este año, que ha tenido que trabajar durante el verano para pagarla, gente a la que echan sin reparo de sus casas,el resultado, miles de viviendas vacías, miles de familias en la calle.. jóvenes heridos por policias agresivos, descorazonados, entrenados .
Veo a toda la gente que habla de lo social como si fuera la piedra en su zapato y me gustaría tener las suficientes agallas para estar ahora en Madrid en vez de cagarme en Dios desde mi nueva casa de estudiante en la que cursaré un máster al que puedo acceder porque puedo pagarlo.
Negro futuro el de una sociedad con un desolador presente, donde el miedo paraliza, donde nadie sabe dónde estará mañana, cuando llueva.

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