jueves, 28 de noviembre de 2013

Me vaciaste
y sin embargo no cesa
la enfermiza empresa
de no dejar de intentarte.

Es este desconsuelo
de nada esperar
en las plúmbeas tardes
lo que me aterra.

Es tu manera de inexistir
de no ser la primera
del plural
lo que interrumpe
mi urgencia por seguirte.

Tan antiguos,
como extraños
nos dejamos de encontrar
en la devastadora negrura.

Por qué el concepto del amor
me sigue esclavizando.

Por qué esta ausencia
después de tanta soledad.

Por tu culpa
tendré que elegir
preferirte
destruyéndome contigo
o arrancarte
y renacer de tus cenizas.

Te digo adiós
verso incompleto
desgastado
que pesa
aterra
y sobre todas las cosas
duele acabar.



viernes, 20 de septiembre de 2013

Aiguë vide

Aquél Septiembre volvió a sangrarle el corazón.


Su alma sonó como las cuerdas de un violín amargo,
un maullido profundo que arañó el papel de las paredes,
se vaciaron sus ojos en el decrépito silencio.
Repasó su mente la última espiral, el cuerpo se deshizo.
El sueño siguió al hastío, rezando se durmió.

Comenzó la razón a abandonarle y en un brote seco deseó arrancarse las uñas con los dientes, entregarse a las hienas cuando sintió el vacío tras la entrega total.

Y maldijo el paso del tiempo, las conexiones nerviosas, los olores, las cosquillas, la música, el sol de invierno, el queso, las jodidas libélulas, las confesiones, los putos principios y los precipicios y  la ciencia ficción y los corazones de lana y el interruptor que no se encendía a la primera y el jabón de niños y los puñeteros niños, y  la bondad, y la risa.

Pero sobre todo odió el amor compulsivamente, con una rabia profunda e inextinguible. Taquicárdica.

Yacería inerte
hasta ver desaparecer el reino de papel que construyeron
tan débil
hasta que no quedase ni una luz encendida.
Esperaría que la fe se apagara junto al deseo y hendida en la tierra
caería en la cuenta de que esta muerte había ganado a todas las demás.

Inventó un nombre para que él no pudiera volver a llamarla
y en el fondo del océano, lejos de la emoción y del sonido,
buscó en la putrefacción el final de una chispa insuficiente.





lunes, 19 de agosto de 2013

Dos tipos de azul

Como la fina lluvia erosiona las cosas
modificándolas,
triste fue el día 
en que transformó nuestra mirada.

En la oscuridad
miedosos,
los primeros pasos,
mientras la hoja de metal brillaba con la luna.

Pisando grava, 
continuamos, hacia la nada, 
buscando intimidad, 
hicimos un trato con las Perseidas
y respiramos.

Conversando mentalmente,
sintiéndonos vivos
tratamos de alcanzar
la fortaleza de los montes.


En busca de las siete diferencias,
entre santas y comillas,
nos revivimos con las manos,
llorando a largo plazo
dejándonos caer
en el centro de la noche.

Despertar oliendo a playa,
siendo cómplices 
al llegar a la Barquera.

Y entre abrazos y raíles
se escaparon las palabras
revelando secretos a las cuevas,
e inventando formas
fuimos fetos protegidos del futuro.

Y ahora qué
quién podría saberlo
¿podrá el dinámico tiempo
detenerse
en el nosotros?

Mientras tanto
esperaré entre las hojas
a que me escribas
hasta que ya
no perciba las siete diferencias.





lunes, 29 de julio de 2013

Ensemble.




Para que la soledad por fin no importe
encontrémonos en el sur del purgatorio.
Penetremos en el bosque de la imaginación,
donde se mezclen tus sueños con los mios,
crearemos una fortaleza con nuestras peores pesadillas.

El miedo al recuerdo que impide nuestra libertad
-sentimiento inútil-
se convertirá en la fuerza centrípeta,
fuente de vida inagotable,
luz que (de)penda de nosotros.


Sí, tú y yo existiremos
para encontrarnos cientos de veces
metamorfoseados en seres diferentes,
superiores, cada vez.

Vayámonos tan lejos como las piernas lo permitan,
fundámonos con el núcleo de la tierra.

Aprendámonos de nuevo,
con paciencia.

Mejoremos nuestra versión más elevada
superior a las que todavía recordamos.







jueves, 25 de julio de 2013

Como fénix



Sin acercarte demasiado has roto el hilo de la fe.
Como un fuego alimentado por palabras que jamás existieron.
Estúpida, esdrújula y yo, en esta noche sin brillo, desgastada y vulgar.
Estupidez fundamentada en la luz que creíste ver,
que no fue más que una nada desprovista de todo lo importante.
La verdad.
Acostumbrémonos, acostémonos, acerquémonos demasiado,
arruinémonos vendiendo la poca luz que nos queda.
A cualquiera, a todos y a nadie.
Vaciémonos. A no, que hace ya tiempo que lo estamos.
Por eso sigo bebiendo, buscando unas pupilas que me digan algo.
Un cuerpo.
Sólo uno más.
Una mentira más, que no es lo contrario de la verdad
sino una cura contra la ausencia.
Yo era creyente, pero hoy,
ya no creo en los inertes rostros que otros ojos apagaron.
Ni siquiera en los nuestros.

Y cómo duele.

lunes, 22 de julio de 2013

Ahora entiendo lo que suponía el querer sin recompensa.
Mejor hubiera sido, sin embargo, desaparecer por un tiempo de la tierra, asumir las derrotas y reiniciarse.
Reiniciarse una vez más, como todas las otras, porque estás tan lejos que mis brazos no llegan ni a tocarte la punta de los dedos.
Sufro persiguiéndote por los mapas de las conexiones que se perdieron entre el café de  la mañana y las tardes a solas en que buscándome te fuiste para siempre.
Porque nada queda que no se nos escape, nada sigue brillando a pesar de los escombros, más que mi fe y las lágrimas que resbalan recordándote.
Y destrozando otra alma semejante, una vez seca, estropeada, te miro y no te reconozco.
Yo no se superar a los recuerdos.
No se tampoco superar lo que encontramos, ni considero la opción de detenerte.
A ti, que no eres la sombra de lo que fuiste, que ya no esperas en la estación para abrazarme.

jueves, 27 de junio de 2013

Mudanza.

Crecer.

Mirarse al espejo, sin prisa.
Saberse dueño de un cuerpo aceptado,
sucumbir a la imperfección que asola nuestras vidas,
preferirla ante lo impuesto, 
quererse.

Nada ocurre mientras exista la certeza,
de que una luz cegará nuestro mañana,
mientras la compasión te atraviese,
habrá paz,
mientras la emoción te persiga
resurgirá.

Porque cuando tú y yo 
nos miramos,
sin hablar de nada que parezca importante,
trazamos un cuadro
indisoluble
nos estamos recreando en el pasado.

Porque seguimos vivos, 
sabiéndonos cerca,
intuyéndonos,
aprendiendo cada gesto,
siempre un poco menos solos.

Pregúntame por qué mientras duermo,
cuando soy verdad bajo las sombras,
en ese instante que prefieres,
porque me quedo contigo.

Acércate,
el miedo es necesario,
y huir,
negar la posibilidad.

Yo te querré 
aunque me mude de piel 
cientos de veces
aunque recoja mis cajas
y tú no me creas.

Aunque te espante la idea,
te llevo conmigo.



martes, 11 de junio de 2013

Fija en el vacío.

Imperturbable,
desdibujan se las líneas de mis manos
lo que parece ser la estampa,
de la vida que elegí.

Escozor, (r)ojo sin brillo,
el sol cristaliza las retinas
y sin poder pestañear
trata de ver
lo que -no sabe- no existe.

De inventar una verdad, por difícil que parezca.
El eco que en silencio el cuerpo invade todavía.

Nitidez que duele, así te siento,
sin tus manos, y esa sombra, volviendo a sus orígenes.
Que disminuye a medida que yo crezco, mientras  caigo,
y me hundo, sin sentir que el suelo me sujete,
dando vueltas sentada en una silla,
aunque ya esté casi llegando,
girando más, destrozando,
las capas de tierra que hasta ayer me sostenían.

Flores ásperas, escuálidas, sin esencia,
hoy gravitáis, levitando en torno a mi figura,
gente sin ser, que no me (e) lleva a nada,
sólo personas
a las que no puedo mirar.

Necesidad ebria,
deliro destructivo, luz de amatistas
devuélveme tu sien, tu centro, tu asidero.

Tuerce la tarde con sus luces,
alborada remiéndame los hilos,
mientras todo fluye en consonancia con mi sangre,
y se arremolina en el vacío,
del aire que se esconde en cada gesto
de la certeza que me devuelve a tus entrañas.


viernes, 3 de mayo de 2013

Ni una hora de paz en todo este día.

Porfirio.
Me has maldecido con tu sino.
Al comprender tus palabras
poseíste mi camino.

Surcaste mi alma aquella noche,
invadiendo mi calma, me arrastraste,
violaste todo código decible,
 y yo los violé todos contigo.

Pesadilla que aúlla,
exigiste la franqueza,
desnudando mis flaquezas
arrancándome la paz.

Ni una hora de  luz en este día,
en este alba de gritos y fantasmas,
en el que cruel tu tiranía,
me hizo seguirte,
hasta el infierno.

Yo te busqué,
no así, ni a mi.

Y eso ha sido todo,
un túnel hacia adentro
cada vez más angosto
hacia el mal, hacia el centro.

-Tenía que suceder,
alguien me dijo.

Ahora que lo comprendo
déjame
la honestidad duele demasiado.

Tú me dueles
como sólo la verdad araña.





miércoles, 24 de abril de 2013

Acercarse demasiado.

Demasiado es el miedo 
que supone morir de la tristeza.

Soledad, zorra disfrazada de ventajas,
sucia sensación de abandono inmesurable.

Miente al mundo, -libertad-
con tus palabras,
vierte poco a poco 
la miseria en las cabezas.

Luz, para qué me sirves
si me siento traicionada.

Demasiados destrozos,
escabrosos recorridos
inexactos pensamientos
demasiados desatinos.

Angustia
sol embotellado.

Demasiado vacío
y silencio.

Querer esconderse hasta que llegue Septiembre.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Quédate



Vuelven las sonrisas a las páginas recientes,
y asumo radiaciones abriéndome de piernas,
resistiendo las ganas de llorar -hoy de la risa- ,
siento la luz que engulle mi cuarto, tan deprisa.

Lentamente quiero ser partícipe,
del olor que impregna esta, mi vida,
que me ciegue la saturación de los colores
sufrir la euforia de la sorda juventud.

Recordar que todos quieren serlo,
que hay que dilatar la euforia como a un chicle
porque es efímera como un sueño que apenas se repite.

Escucho a mi cuerpo,
respira el diafragma
vuelvo a sentirme digna de la felicidad.

¿Será sencillo vivir en paz?

Quizá
es que tú me cuidas desde lejos,
con esa  bonita forma que tienes de quererme,
y hayas conseguido, a base de paciencia,
confeccionarme unas nuevas alas de unicornio.

Por eso
no hablaré hoy del sentimiento enfermo,
no comprendo esta tarde la nostalgia,
se me antoja lejos, tan extraña,
que vuelvo a querer pensar en magia.











miércoles, 27 de febrero de 2013

Y ahora qué pretendes.

Nunca me llevaste a la nieve.
Nunca toqué hasta empaparme los guantes y el alma,
 esa capa de blanca espuma que todos conocían.
Nunca supe lo que era lanzarse al vacío resbalando,
o lo que era sentir el sol reflejado desde el suelo.
Nunca me envolvió esa blancura que duele al mirar ,
esa bruma condensada que recuerda al nacimiento,
ese oxígeno de luz y frió respirable.
Nunca hice un muñeco, ni supe como hacerlo.
Si era fácil o no manejar el blanco entre los dedos.

Quisiera ahora comerme el suelo,
que el frío apagase mis malos pensamientos,
la ausencia de recuerdos,
la rabia y el fuego en la infancia congelados.

Me encantaría llenar mi cara del cuajado agua,
dormir con la nieve como almohada.
Ser inerte, ser azul,
morir despacio contemplando la nieve.
Para volver al principio,
comprender en el deshielo el por qué de las cosas.

Dejar de preguntarme por qué te empeñas en dolerme,
por qué me siento a kilómetros de tus manos,
por qué pretendes
si cada día lo empeoras.

Explícamelo tú,
aún tenemos tiempo,
aunque tampoco demasiado.

Lo más preciado,
lo único que siempre quise,
lo único que nunca me diste,
segundos

martes, 22 de enero de 2013

Desahucio

Pesados sueños tildan de miedo los ojos ,
trucan la vida,
la convencen,
tristemente seduciéndola,
sacudiéndole la frente,
regresando.

Eras,
siempre fuiste,
el sueño más recurrente.

El abrazo de las vísceras,
nuestro por quizás doce segundos.
Basta.

Déjame ir ,
no me busques en los telares subconscientes,
si luego nada existe,
si me dejarías desnuda hasta en la nieve.

Te conozco,
lárgate con tu mirada triste,
con tu cuerpo -antes tan mio-
y llévate lejos tus palabras,
esas mariposas de la muerte,
que quieren destrozarme.

Déjame ir,
yo ya lo hice,
aunque me claven las mañanas
todos sus puñales.

Aunque te duela, sigo
aunque te aferres, vivo.


miércoles, 16 de enero de 2013

Aquella noche lloré por la muerte.
Lloré por todas las muertes silenciadas,
lloré porque soy una imbécil más pensando en la muerte,
incapaz de ser feliz más de una hora,
incapaz de admitir que soy mortal.

Me pregunté si mis padres me conocen,
si ellos conocieron a los suyos,
si es así de absurda la vida siempre.
Me pregunté por qué , por qué nacemos,
si vivimos y no nos enteramos,
y sufriendo la muerte y la nostalgia,
desaparecemos.

Yo debí morir en la infancia,
debí quedármelo todo, todo dentro
toda la magia, toda la vida,
y evaporarme, sin pena, ni gloria,
en paz evaporarme.

Debió pararse mi corazón aún muy pequeño,
cuando todos éramos felices.
Cuando todo era verdad para mis ojos,
cuando la gente que querías vivía
y les querías sin pensarlo,
cuando podías creer en las personas.

Lo mucho que has mentido,
el daño generado,
la muerte, fruto de la angustia,
como las lágrimas,
profunda, lenta, siempre cerca.

Perdón por no haber llorado antes,
hoy me has atravesado las pestañas.
He pensado en tu madre,
en la mia,
y he querido acompañarte.

Desde lo inerte, les he creído, sí,
cuando dicen que después, no hay nada,
nada,
nunca más.

No, después tampoco.


sábado, 5 de enero de 2013

Contraindicanciones.


El fuego de la ira nublando la razón,
la muerte acariciando las costillas.
Desazón, ruido, punzantes cosquillas.

Conversaciones conmigo, sin dormir y sin respuesta.
Sonámbulas palabras, gritando, sin parar.
verdades que nadie, jamás comprenderá.

Manual de emociones,
mil recetas de canciones,
que oscuras guarden rabia.

No puedo quedarme,
o grisácea y complaciente,
acabaré dando las gracias,
por hacerme penitente.

Furia descontrolada,
ojos de sangre dedicada,
mares nocturnos, afonía incorporada.

Y no preguntar nunca, jamás decir por qué.
Libre la pluma que se escapa del papel,
tarde sabréis que ya nunca va a volver.

Sonidos, dejadme inconsciente,
haced que nada parezca verdadero,
que las luces vuelvan en Enero,
que el futuro mejore lo presente.

En fin, adiós, no te pongas a llorar,
nadie me ha dolido nunca tanto,
deja que me cure de tu espanto,
en silencio, calla ya.


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