viernes, 30 de diciembre de 2011

RECUERDA QUE TÚ EXISTES...

Recuerda que tú existes tan sólo en este libro,
agradece tu vida a mis fantasmas,
a la pasión que pongo en cada verso
por recordar el aire que respiras,
la ropa que te pones y me quitas,
los taxis en que viajas cada noche,
sirena y corazón de los taxistas,
las copas que compartes por los bares
con las gentes que viven en sus barras.
Recuerda que yo espero al otro lado
de los tranvías cuando llegas tarde,
que, centinela incómodo, el teléfono
se convierte en un huésped sin noticias,
que hay un rumor vacío de ascensores
querellándose solos, convocando
mientras suben o bajan tu nostalgia.
Recuerda que mi reino son las dudas
de esta ciudad con prisa solamente,
y que la libertad, cisne terrible,
no es el ave nocturna de los sueños,
sí la complicidad, su mantenerse
herida por el sable que nos hace
sabemos personajes literarios,
mentiras de verdad, verdades de mentira.

Recuerda que yo existo porque existe este libro,
que puedo suicidarnos con romper una página

Garcia Montero.

martes, 27 de diciembre de 2011

Zaila.

Vivimos cosas que tienen un valor en el tiempo reflejadas.
Los objetos nos prometen que todo fue verdad.

Pero lejos de significar algo,
la realidad es sólo el resto.

Cuando las hojas y las fotos se diluyen,
cuando se pierden entre el polvo y los cajones,
en ese instante en que te sientes libre,
en ese instante en que te estás mintiendo,
recuerdas.

Porque todo es mentira menos la muerte y los sentimientos.

La única verdad es verle sin los ojos, poder sentirle ciega.

No soportar que haya cuerpos, e incluso aire, que te impidan abrazarle.

Es la torpeza con la que palpas los objetos inertes,
y tú, lleno de una vida que echabas en falta,
recoges cada olor para que nunca deje de mezclarse con el tuyo.

La única verdad es que no hace frío y tú eres un escalofrío humano y doloroso,
en el momento en que piensas que te vas a encontrar con sus ojos tristes después de tanto.

No de tanto tiempo, ya que siempre pensaste que lo importante pasa mientras mides el tiempo, esos ratos en que pareces funcionar en el mundo y no planeas para ser feliz.
Porque estás planeando sobre el cielo.

Es la calidad, y no la cantidad de los sucesos.

El intentar olvidarlos todo y poder recordarlo todo así de bien,
de forma ordenada e imperecedera, vibrante,
te ayudan a tener fe en la debilidad de la voluntad,
en la de la mente humana,
y eso te reconforta.

Después de todo,
eso significaría que el resto lo recuerda todo,
aunque le pese.

Espacio y silencio nos separan,
agua con sabor a cloro,
la sensación de querer tocar algo intangible.

Por qué me sonries así si ya no me quieres?
Nadie sonrie así sin querer.

Lo sé yo,
y los que te acaban de ver, también.

Testigos de algo que desconocen, por ser demasiado grande,
por ser demasiado confuso para cualquiera
y tan excesivo para nosotros.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Hoy no puedo.

Hoy siento que el mal ha entrado para quedarse
muy adentro.

Que no tengo nada en la mente porque el dolor del alma me impide pensar,
que no merece la pena luchar, ni ganar,
ni despertarse un día y ver que todo lo bueno que has ganado,
y por lo que has luchado,
ha dejado de existir.

Hoy siento que todo lo que miro se convierte en algo sucio,
que nunca más seré inocente
que soy culpable,
que en mí está la rabia, la furia, el daño.

Hoy lloro hasta dormirme, como ayer,
porque son las únicas dos cosas que me ayudan a sentirme a salvo.

Y aquí una vez más,
donde imagino que fui feliz,
he olvidado todo lo que amaba para dejar paso al terror,
y la apatía se apodera de mi alma con cada latido.

Hoy me siento tan miserable que parece que alguien ha envenenado mi sangre y ha poseido mi espiritu profundamente.

Siento que podría vomitar mis entrañas y no me daría cuenta,
por este sufrimiento que no cesa.

Siento que no soy de ninguna parte
ni ninguna persona,
más que por nombre,
más que por rostro,
y ya ni eso,
porque ahora es gris y apagados son los ojos.

Hoy me duele decir cualquier palabra,
me duele el andar,
el sonreir,
hoy nada me calma.

He caido tan abajo que temo estar llegando a un infierno sin retorno.
Hoy no soy feliz. Ni lo fui ayer, ni hace dos meses.
Hoy no quiero engañar a nadie, ni que me juzguen, ni juzgar.

Hoy quiero ser tan invisible que pueda morirme sin ser vista.

Hoy destruyo hasta el aire con mi presencia,
y quiero marchitarme hasta secar lo último que me quede de vida.

Hoy no puedo hablar de la belleza.

Ni querer al mundo, a los demás, y a mí misma como creo haber querido.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Á la folie

Hoy buscas sin fe ese ansiado silencio.

Y te perturba la risa,
y comes sin hambre,
y duermes sin sueño,
y cada broma es ofensa,
y vuelas tan mal..

Y quieres con ansia una mente en blanco
y el alma templada,
de recién llegado al mundo,
para poder volver a él.


Amor y destrucción vab de la mano,
como el tiempo y sus estragos,
ya has dejado de crecer.

Anclada aún en manidos recuerdos,
te muestras escéptica,
ante lo que antes te inspiraba.

Cuando creyeron en tí, fuiste creyente.

Ahora sólo eres.

Arrugas esas letras que retorcisteis con el tiempo,
las mejores,
con las que te acabaste obsesionando al olvidar.

Insomne y resacosa del ayer,
confundiendo el resfriado con el llanto,
llena de viento y viejos ecos,
esperas a la primavera en que mudes a la piel que te corresponde.

En el coma de este infierno de paz,
revientas ahogándote sin poder decir palabra.

Unirás los puntos cardinales para encontrar el camino al punto de partida.

No sólo los cuerpos son efímeros.

Las constantes de la fe están en coma,
y mientras vives,
la muerte te parece tan sólo una palabra.

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