miércoles, 29 de septiembre de 2010

Soledad húmeda.

Hoy, he despertado con los ojos empapados.
Recuerdo que una ves te pasó algo parecido.

En mi sueño, estábamos en una piscina.
Tu mirada se perdía entre el cloro y el reflejo de la luz en el agua.
Buceabas para no poder escucharme.
Te resguardabas del Mundo en el agua, como en el vientre de una madre, a salvo de todos y de tí.

Eras inmune al dolor, no sentías nada.
Yo te gritaba pidiendo auxilio, te hacía preguntas, y me tragaba el agua y mis palabras a borbotones.
Intentaba poder acercarme a tu cuerpo, pero no avanzaba, el camino era denso, y tu imagen intermitente.
Te movías como un pez esquivo.

Tu expresión parecía parte del paisaje, inamovible, inexpresiva, plana.
Sumergiendote en el silencio, vivías en una ignorancia azul y templada. Y tu alma era transparente.

Me sentí al borde del abismo,
como una niña pequeña que está a punto de ahogarse en un vaso de agua.
Yo me desgañitaba intentando hacerme oír,
sin orgullo, sin pensar en nada,
y cuanto más ponía de manifiesto mi dolor,
más sereno te tornabas tú, frío, ausente entre palabras desgarradoras.

Sólo mi eco seguía nadando entre las aguas,
y una niña se ahogaba dentro de mí,
pero tu seguías buceando, impasible..

Y mi alma mojada, tocaba fondo entre azulejos rotos y sirenas brillantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
Una vida no cabe en 1200 caracteres.