lunes, 13 de junio de 2011

Comprar para ser, comprar per se.

A veces, lo único que necesitas es no necesitar algo.
Algo material, por supuesto, pero ni siquiera eso, sino que es esencial que nos demos cuenta de que no tenemos necesidad de muchísimas cosas que creemos imprescindibles.

Me da mucha rabia escuchar a la gente decir que necesita unas sandalias un vestido,o unos pendientes, por ejemplo,que han visto en una tienda "que tiene cosas monísimas y además solamente me han costado ochenta euros,-a lo que añaden- menuda ganga"..Y yo pienso..menuda imbécil, con perdón.

Me parece insultante que sigamos este recorrido absurdo y peligroso hacia ninguna parte, hacia la posesión sinsentido de objetos para saciar nuestros vacíos, que nos parezca lo normal, y que encima, justifiquemos las compras con los bajos precios y con la supuesta necesidad que nos ha llevado a consumir las cosas.

Ha llegado un momento en que es tal el atiborramiento de estímulos relacionados con las compras, que instintivamente la gente acude como por inercia a los comercios sin ningún filtro y criterio, con la única intención de suplir sus carencias con tela o plástico.

Yo no soy ninguna marciana y entiendo que sobre todo las mujeres levanten el ánimo comprando ropa y tal, de vez en cuando, porque algo les ha encantado, o como premio, o si todo les va bien económicamente, para ir a alguna cena o un evento puntual, y si lo necesitan porque sus zapatos hablan o sus calcetines tienen "tomates".
Pero dónde ha quedado aquello de tener tres vaqueros y un par de zapatillas en la clase media que hoy nos consta ser?

Es lógico que la gente pida créditos para cenar en restaurantes de moda o tomarse vinos en no sé dónde, o para irse a un barco de vacaciones y después decirselo a sus colegas de trabajo?

Es ridículo que haya gente que invierta sus sueldos mileuristas en comprarse doscientos modelitos, o que se funda su sueldo de un año en comprar botellas de mil euros en reservados de Ibiza para tirárselas por la cabeza, hacerse fotos y que el resto de la discoteca sea consciente de lo mucho que triunfa en la vida ese individuo.

El sentido común no existe ni en mi generación ni en las otras, porque aunque parezca que somos nosotros los únicos que participamos de este consumismo acelerado e irreflexivo, también las madres y los padres e incluso algunos abuelos, tienden a gastarse el dinero en cosas absurdas solamente para sentirse bien, para demostrar de alguna manera que su nivel de vida es bueno, y que sus hijos van ideales por el barrio pijo de la ciudad, para que a nadie le quepa ninguna duda de que armónica estable económicamente y perfecta es su vida familiar.

Ante la simple idea de vivir en un esquema de vida tan escaso de valores que considero importantes, me entran ganas de exiliarme de este país, que por desgracia, se parece demasiado a los otros, cada vez más.
Con lo cual, no me queda más opción que anexionar mis fuerzas a las de otros que por suerte piensan como yo, aunque sean muchos menos.

Ya no quiero ni hablar sobre las intervenciones quirúrgicas innecesarias y carísimas que nos consta se realizan cada vez más a nuestro alrededor, aunque sean los personajes televisivos los que se las financian con nuestro parné.
Qué triste que haya quinceañeras que piensan que de este modo serán más felices, con una talla más, con menos culo, con más morros..Asusta un poco, realmente.

Ha llegado un momento en que todo esto me parece insostenble, la publicidad, algo que parece tan brillante y colorido y se convierte en algo peligroso si se aplica en conciencias poco resistentes y en mentes distraídas, que no idiotas.
Porque no importa como seas para consumir desaforadamente, la única realidad es que nadie se queda al margen de esta precaria estructura del capital en que nos hallamos.

Nadie,es nadie, o poquísimos, si tendemos a relativizar las cosas.
De algún modo u otro participamos casi siempre.

Resulta tan complejo reciclar SIEMPRE,consumir de manera responsable SIEMPRE, evitar algunos comportamientos que nos cuesta evitar...y a fin de cuentas, que la ética forme parte de tí de manera constante e imperecedera..que lo sostenible resulta inviable algunas veces.

Pero si todos fueramos conscientes de lo que ocurre, y no participáramos en el atroz consumismo en vez de en lo contrario, y comprásemos según necesidades reales, y nos informáramos de lo que las multinacionales y los mercados hacen a nuestras espaldas, y sacásemos el dinero de los bancos, y ayudáramos en nuestra ciudad a gente que tiene necesidades palpables...
What wonderful world would be this.

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