lunes, 27 de junio de 2011

Carnaval entre bambalinas.

Teníamos ganas de gritar, y lo hicimos.
Teníamos tantas ganas de abrazar, de compartir, de disfrutar, de exprimir, de sentir, de comernos el mundo..
que no pudimos más que hacerlo realidad.

Era un día en que el aire, inmóvil, parecía más bien una bola de fuego gigantesca,
qué te derrite la cara, que te devora, que te hace delirar y ver triple,
esa ciudad en medio de oleaje y de desierto.
Que te molesta, que te irrita y enloquece.

Pero no pudo el bochorno con nosotros.
Con la comida y los nervios en el estómago, arrivamos al lugar de encuentro,
poco después de un parque en sombra, acariciando a una Iglesia estaba aquél sitio en que nuestro corazón saldría por la boca.

Y al llegar, el teatro en sombrío y siniestro silencio parecía un mundo aparte del de fuera.
Creo que lo que necesitábamos.
Sonaba música clásica, hacía fresco, y el aire tenía por fin, margen de maniobra.
La luz de fuera entraba tímidamente,y el alto techo parecía el de una Iglesia gótica de las de los libros.


En la parte superior, silencio.
Nadie hablaba, preparaban atrezzos pa arriba y pa abajo, subían y bajaban jarras antiguas, libros, cuadros, copas.
Nos faltaba la respiración.
Había algo de juventud naciente entre nosotros, algo de hormonas, de irascibilidad compartida, de sensibilidad máxima.
Nos fijábamos el triple en nuestras doscientas mil pulsaciones, en nuestro estado, nuestros cuerpos sintiéndolo todo al unísono.

Tneíamos miedo de no llegar,
de no estar a la altura del maquillaje y los vestidos,
de no saber compensar al maestro,
de no ser capaces de acaparar tantos metros con nuestra presencia,
de no demostrar lo que creíamos valer,
de no compenetrarnos, escucharnos, de perdernos entre frases de otro siglo.


Pero llenamos el espacio con nuestros susurros, nuestras manos sudorosas pasándonos energía los unos a los otros, mirándonos con complicidad, temblando...
Nerviosos cuando faltaban ingredientes, inquietos y conmovidos,
risa nerviosa, esperando la del público,
nuestras miradas buscaban desde el escenario..caras que se quieren encontrar.

Polvo en el aire, flashes, focos ardientes, rostros brillantes,
violines, cuerpos que vibran, ojos palpitantes , risas con luz propia,
serpentinas de colores,
aplausos, bailes y más abrazos.

Hubo algún momento en que nadie pensó en su vida,
en que se salió de lo que es,
para ser lo que quería o lo que necesitaba ser,
para escaparse, entregándose a un personaje nuevo que le diera una nueva existencia,
que le diera vida, y le hiciera salirse de todo esquema...

Hubo un momento en que todos estuvimos al máximo,
en que fuimos conscientes de que esto se acabaría en algún momento,
en que no se repetiría, en que no volveríamos a estar todos tras el telón,
mirándonos, riéndonos, siendo uno.

Os echaré tanto de menos que no encuentro palabras para expresároslo.
Gracias, por darme tanto a cambio de tan poco.

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