"Nunca hubo tanta paz en mi vida
como aquél día
que, apoyada en mi regazo,
me contaste tu infancia.
Lo confieso, pensé:
Ojalá mis hijos sean como ella
y lleven su alma
Ahora todas mis mañanas se han quedado
sin hueco en tus semanas
no me esperas,
pero estás preciosa cuando no lp haces,
no estás al otro lado
y yo tengo que dejarte ir de mi
también,
tampoco,
porque te mereces un mundo sin final
y batallas ganadas
una paz que lleve tu nombre
y alguien que te lleve al cielo,
que es lo único que está a tu altura.
Yo, por mi parte,
te diré que lo entiendo,
y lo respeto.
Dejaré mi verdad a los poemas"
E. Sastre.
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