Ahora entiendo lo que suponía el querer sin recompensa.
Mejor hubiera sido, sin embargo, desaparecer por un tiempo de la tierra, asumir las derrotas y reiniciarse.
Reiniciarse una vez más, como todas las otras, porque estás tan lejos que mis brazos no llegan ni a tocarte la punta de los dedos.
Sufro persiguiéndote por los mapas de las conexiones que se perdieron entre el café de la mañana y las tardes a solas en que buscándome te fuiste para siempre.
Porque nada queda que no se nos escape, nada sigue brillando a pesar de los escombros, más que mi fe y las lágrimas que resbalan recordándote.
Y destrozando otra alma semejante, una vez seca, estropeada, te miro y no te reconozco.
Yo no se superar a los recuerdos.
No se tampoco superar lo que encontramos, ni considero la opción de detenerte.
A ti, que no eres la sombra de lo que fuiste, que ya no esperas en la estación para abrazarme.
Mejor hubiera sido, sin embargo, desaparecer por un tiempo de la tierra, asumir las derrotas y reiniciarse.
Reiniciarse una vez más, como todas las otras, porque estás tan lejos que mis brazos no llegan ni a tocarte la punta de los dedos.
Sufro persiguiéndote por los mapas de las conexiones que se perdieron entre el café de la mañana y las tardes a solas en que buscándome te fuiste para siempre.
Porque nada queda que no se nos escape, nada sigue brillando a pesar de los escombros, más que mi fe y las lágrimas que resbalan recordándote.
Y destrozando otra alma semejante, una vez seca, estropeada, te miro y no te reconozco.
Yo no se superar a los recuerdos.
No se tampoco superar lo que encontramos, ni considero la opción de detenerte.
A ti, que no eres la sombra de lo que fuiste, que ya no esperas en la estación para abrazarme.
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