jueves, 25 de julio de 2013

Como fénix



Sin acercarte demasiado has roto el hilo de la fe.
Como un fuego alimentado por palabras que jamás existieron.
Estúpida, esdrújula y yo, en esta noche sin brillo, desgastada y vulgar.
Estupidez fundamentada en la luz que creíste ver,
que no fue más que una nada desprovista de todo lo importante.
La verdad.
Acostumbrémonos, acostémonos, acerquémonos demasiado,
arruinémonos vendiendo la poca luz que nos queda.
A cualquiera, a todos y a nadie.
Vaciémonos. A no, que hace ya tiempo que lo estamos.
Por eso sigo bebiendo, buscando unas pupilas que me digan algo.
Un cuerpo.
Sólo uno más.
Una mentira más, que no es lo contrario de la verdad
sino una cura contra la ausencia.
Yo era creyente, pero hoy,
ya no creo en los inertes rostros que otros ojos apagaron.
Ni siquiera en los nuestros.

Y cómo duele.

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