jueves, 27 de octubre de 2011

Furia

Tocando Noviembre con las yemas de los dedos,
un espíritu pesado y taciturno,
pisa hojas amarillas y crujientes,
que quizá tuvieron alas algún día.

El cielo planea ahogarle sin embargo con fiereza,
y contrata al viento,
que cargado de odio,de esperpento,
azota rostros con violencia y con destreza.

Levita la ansiedad por los costados,
y la paciencia,
se agota como el aire.

Tan enferma como el mundo
desea romper los cristales con su grito,
y a oscuras, logrará su paz,
muy despacito,
destruyendo la ciudad,
quedando muda.

Sobria y sola en el infierno,
vuelve a la guarida del invierno
donde aún quedan luciérnagas brillantes.

Una luz por pesadilla,
pero faltan velas en la noche,
yo sólo pido una muerte sencilla,
y sin embargo pienso en tí.

Se aceleran respiración y pensamiento
y no miento, si digo que un lamento,
atraviesa con agujas mis entrañas.

Limita mi libertad,
me haré más fuerte,
restringe mis caminos,
haré una cueva subterránea.

La fuerza de la naturaleza,
miscelánea,
ese grito sordo e inaudible,
esta noche me posee,
me desborda sin esfuerzo.

Rabiosos y perennes alargamos esa música solemne,
hasta que el rocío inunde
nuestras tullidas almas,
nuestros cuerpos bañados,
en sangre de unicornio.

Las hojas fueron libres algún día,
puede que cinco segundos antes de morir,
como nosotros,
antes de que el lenguaje que inventamos,
se tornara incomprensible,
y dejásemos de existir en plurar,
con la misma rapidez con que supimos encontrarnos.

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