miércoles, 19 de octubre de 2011

Aquél instante en el que dejamos de ser.

Fue a finales del último estío, cerca de la playa, aún con el salitre en el pelo y las mejillas llenas de sol,
cuando ella le susurró algo que había aprehendido,
algo que había hecho suyo después de tanto tiempo.

Se lo había repetido muchas veces en las largas ausencias,
cuando sentía la pérdida como algo trágico y amargo,
cuando necesitaba creer.

Y en esa última vez de tantas últimas veces le dijo,muy bajito:

"Esta es la historia de dos seres que se amaron en plenitud,
salvándose así de una existencia vulgar"

Él le contestó, apesadumbrado, que su vida entonces, jamás había resultado más vulgar.
...

Ella no había pensado aún en lo triste que resultaba esta certeza,
ni supo de su significado hasta mucho después,
en ese instante en que recordó la frase,
y quedó barrida,
vaciándose su interior como si le hubieran arrancado
las entrañas
a cucharadas.

1 comentario:

Datos personales

Mi foto
Una vida no cabe en 1200 caracteres.