domingo, 16 de octubre de 2011

Así.

Duermes,
y tu cuerpo curvo me rodea por inercia
convirtiéndome en una prolongación tuya a tu lado,
una vulnerable y tierna escena,
que es mentira y demasiado,
tan eterna y reseñable, tan hermosa y tan obscena.



Como si fueras otro,
más verdad que la otra noche,
Capto tu respiración y la arrebato
robándote la vida,
aspirando
el último aliento hasta secarte.

Y al cerrarte en tu figura,
de tu piel oscura un aura se desprende,
se eriza el vello hasta los fríos pies
que hacen nudos con los tuyos
como dos anifibios encontrándose,
en el centro de la noche.

Nada es más perfecto como este ahora en que puedo verte
como yo quiero, solamente,
inventandote,
como necesito que seas en mi mente.

Nunca te sentí tan cerca,
ni cuando llenaste de calor el cuarto helado,
y comulgamos como animales huérfanos,
necesitados,
envueltos por gemidos palpitantes.

Tus pestañas arañan ahora párpados cerrados
esta vez en la quietud y en el silencio,
y pienso de repente,
que te presentas ante mí como algo conocido,
como cuando fuí feliz, cuando brotaban los latidos.

Y se borran tus excesos y defectos,
me envuelves todo tú como un abrigo,
un niño buscando sólo afecto,
mientras sueñas con otra, no conmigo.

Yo sólo espero lentamente al sol,
a que fallezca el sueño en tus esntrañas,
con la cadencia de una tristísima canción
y que aparezca luz nueva en las persianas,

y te marches lejos, directo al olvido,
para recordarte mejor de lo que eres,
de lo que quisiera hubieras sido,
si hubiese soñado alguna vez contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
Una vida no cabe en 1200 caracteres.