jueves, 18 de diciembre de 2014

Ab ipso ferro

La llanura, 
se encuadra en un fragmento limpio, azul cenizo, de vacío.
Místico e impoluto, hace en él imposible cualquier alteración.
El silencio, es en esta tierra el elegido,
su soberanía, en todo se constata.

Siento mi mirada en el vacío como espejo,
insondables pensamientos
sólo en él se manifiestan.

Bajo su manto,
unas hojas oscilando
como símbolos enclenques
de un amor estacional.

La ferocidad del tiempo,
pero la sensación
de que todo prevalece.

El amor que un día creamos
prevalece.

El tacto de tus manos, y tu voz
en la memoria prevalecen.

La miseria y el dolor,
sobre todo,
prevalecen.

Todo prevalece,
en pequeños rinconcitos
del almario.

(...)

Este lugar sin horizonte
en el que existo
es como un punto de inflexión.

Por ser el centro
la hendidura
más certera
que hoy arrastro.

No avanzamos
sin la nada
no hay posible lucidez
sin el caos anterior

Es lo que duele
lo que cambia
aquél implacable destierro
el golpe a todo lo que fuimos

Por eso,
mientras la tarde se derrite
pura luz oxigenada
tengo la certeza
de que todo guarda su sentido.

Aunque nadie sepa,
ni le importen,
afortunadamente,
mis motivos.









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