martes, 1 de mayo de 2012

Brújula

Sin darnos cuenta,
ha pasado el tiempo entre tu cuerpo y el mio.
Marca el reloj el ciclo del abrazo,
la historia en las pupilas.

Somos ahora el primer teléfono,
la voz contra el insomnio,
la expresión última de la fe.

Lo que sin buscar necesitaba,
el fin de la lucha contra mí,
la linea continua tras la espiral.

La llave del llanto y del aliento,
el hogar en una ciudad desconocida.

El silencio que no perturba,
la cura del miedo con tus manos,
la lección contra el  egoísmo.

Porque somos invencibles,
mientras sigas iluminando las estaciones,
y hasta que callen los relojes
te seguiré

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
Una vida no cabe en 1200 caracteres.