sábado, 3 de septiembre de 2011

Punto y seguido.

Una mañana que sacude el alma,
y el corazón descalzo,
te busca con ahínco por las aceras,
porque de alguna manera está convencido,
de que andas cerca,de que no te has ido todavía.

Mis pies se hunden en este barrio,
que descorchado y libertino,
se funde en un cielo perla deprimente,
angustiandome, tragando lágrimas a oscuras,
recordando tus facciones.

Efímero y cargado de luz,
te encontré entre los bares y la cerveza,
nos desnudamos una noche sin palabras.

Me creía poderosa pero no,
no pude deshacerme de tantos abrazos en la noche,
de la música, del olor a té con rosas,
de la risa suave, del mes de Agosto.

Imagino que te ha pasado tantas veces que has perdido la cuenta,
dejar las ciudades y a sus habitantes en los semáforos,
verlos verdes, seguir adelante, no mirar atrás,
saber que hay lágrimas tras los besos, pero seguir.

Porque cogimos lo bueno del romance,
la breve intensidad del principio,
que en realidad es el final, pero bello,
descubriendo nuevas maneras de rozarse,
mirándonos entre la música a los ojos infinitos,
sin apartar la mirada,
que por inercia nos mantenía secretamente iluminados.

Y hoy duermo sola,
sinsentido, sin cosquillas,
y despertaré sin zumo,
y sin sonrisas,
y algo en mí seguirá en la negrura.

Y hasta hoy pensaba que como siempre exageraba,
que cada uno seguiría su camino sin daños colaterales,
pero una vez más,
me equivocaba.

Y cómo duele equivocarse.

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