lunes, 17 de diciembre de 2012

Plastilina

Intentaré respirar como me enseñaste,
pero a veces, la bola se acomoda en la garganta,
ese ente inamovible y destructor,
que se descojona de tu desesperación.

Es inmenso el agujero de la angustia,
que tortura las tardes somnolientas.

Vacías de voces, llenas de letras,
que a veces consiguen que piense,
que la vida sin risas no está mal.

Supongo que debería acostumbrarme,
comprender que la gente es así,
sonreír más, aunque no encuentre respuestas.

Si al menos sintiera dentro fuerza,
después de tanta nada,
entonces, si que sonreiría.

Lo correcto, lo que nunca me importó,
presente en todo.
Muerte a las ideas sin corazón.

No es nada vivir, de nada sirve tener el sentimiento,
si nadie lo recibe.
Si te tragas cada signo de exclamación,
y lo digieres hasta crear un monstruo.
Yo he nacido para ser libre,
nadie me convencerá de lo contrario.

Yo no soy triste, 
no lo conseguiréis.

Hoy no me rio contigo, John  Fante,
¿no es eso suficiente para que entiendas mi derrota?

He perdido la educación,
porque nadie entiende a mi alma.

Todo lo que quiero está fuera de mi horario.
Sé que no estoy muerta,
porque estar triste hace que tiemble con una guitarra.

Estoy cansada de chocar contra paredes huecas
que resuenan todo el tiempo en mis oídos.

Conseguiré entenderlo todo antes de que sea tarde,
vomitaré hasta las ideas,
a ellas,sobre todo,
algún día.

Ahora descansa, descansa hasta que seas el Fénix que siempre has sido.





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