lunes, 20 de enero de 2014

ESO ERA AMOR


Te veía
llegar,
cruzar la puerta,
darme un besazo en el morro,
mirarme a los ojos
de esa manera única,
como solo tú miras
a los ojos: rompiendo el calendario.

Te veía
hacer esas cosas sencillas
que tú haces
para que el mundo
entre en razón;

y no sabía
a quién
darle las gracias.

Carmelo Iribarren.

sábado, 4 de enero de 2014

Abstracciones del principio

Hoy desperté con una extraña sensación de impermeabilidad.
El sentimiento del que hablo lleva acompañándome un tiempo,  
y aunque dulce y tibio me acurruque,
igualmente me desvela por lo inerte.

Es tal la falta de ganas de extrañar, de sentirse atormentado, de repasar los pensamientos aprehendidos,
que deja de apetecer hasta morirse de la pena. 
Y no te interesa siquiera retorcerte hasta sacar el ácido jugo que solía acabar contigo.
En el que te revolcabas.
Abogar entonces por eliminar innecesarias nostalgias
ante la inapetencia de luchar contra el absurdo
tiene sentido.
Y lo que tiene sentido suele asustarnos.

A los que nos negamos a relativizar nuestra existencia y la de lo que nos rodea.
Porque nos gusta sangrar,
y aunque no nos gustara no podríamos evitarlo.

Es nuestra naturaleza sufrir una hemorragia interna que nos anula cada vez que nos enamoramos, cada vez que nos sentimos traicionados.
No podemos suavizar el dolor pensando en alguna estupidez que amortigüe la angustia que nos paraliza.
Y dejar de preguntarnos por qué las cosas nos sacan de quicio.
Por qué no comprendemos a la gente, sus hábitos y convenciones, sus manías, sus  modas, sus conversaciones, su alegría por la desgracia ajena como evasión de lo propio, su desinterés por lo complejo, la excesiva atracción que sienten por lo disoluto.

Pero hoy no quiero juzgar.
Preferiría entender por qué nos cuesta tanto vivir en paz con nosotros.
Por eso, después de que tantas macabras historias,
llegaran a su deseado final, 
la pretensión más difícil y elevada, se convierte en una necesidad:
La consecución de la templanza, 
para lograr el ansiado equilibrio.

Ser coherente con uno mismo es tan difícil
como respirar profundo antes de herir.

Como pensar en el ahora
y ser conscientes, conscientes, 
conscientes de lo que supone ser conscientes en y de cada acto.

Acallando por fin  la ira, abstrayéndose de lo fácil
para observar lo esencial desde arriba
y no caer.

Y dejar que pase el tiempo,
inmovilizado
esclavo
de tus propios actos



Datos personales

Mi foto
Una vida no cabe en 1200 caracteres.