jueves, 28 de noviembre de 2013

Me vaciaste
y sin embargo no cesa
la enfermiza empresa
de no dejar de intentarte.

Es este desconsuelo
de nada esperar
en las plúmbeas tardes
lo que me aterra.

Es tu manera de inexistir
de no ser la primera
del plural
lo que interrumpe
mi urgencia por seguirte.

Tan antiguos,
como extraños
nos dejamos de encontrar
en la devastadora negrura.

Por qué el concepto del amor
me sigue esclavizando.

Por qué esta ausencia
después de tanta soledad.

Por tu culpa
tendré que elegir
preferirte
destruyéndome contigo
o arrancarte
y renacer de tus cenizas.

Te digo adiós
verso incompleto
desgastado
que pesa
aterra
y sobre todas las cosas
duele acabar.



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