martes, 22 de enero de 2013

Desahucio

Pesados sueños tildan de miedo los ojos ,
trucan la vida,
la convencen,
tristemente seduciéndola,
sacudiéndole la frente,
regresando.

Eras,
siempre fuiste,
el sueño más recurrente.

El abrazo de las vísceras,
nuestro por quizás doce segundos.
Basta.

Déjame ir ,
no me busques en los telares subconscientes,
si luego nada existe,
si me dejarías desnuda hasta en la nieve.

Te conozco,
lárgate con tu mirada triste,
con tu cuerpo -antes tan mio-
y llévate lejos tus palabras,
esas mariposas de la muerte,
que quieren destrozarme.

Déjame ir,
yo ya lo hice,
aunque me claven las mañanas
todos sus puñales.

Aunque te duela, sigo
aunque te aferres, vivo.


miércoles, 16 de enero de 2013

Aquella noche lloré por la muerte.
Lloré por todas las muertes silenciadas,
lloré porque soy una imbécil más pensando en la muerte,
incapaz de ser feliz más de una hora,
incapaz de admitir que soy mortal.

Me pregunté si mis padres me conocen,
si ellos conocieron a los suyos,
si es así de absurda la vida siempre.
Me pregunté por qué , por qué nacemos,
si vivimos y no nos enteramos,
y sufriendo la muerte y la nostalgia,
desaparecemos.

Yo debí morir en la infancia,
debí quedármelo todo, todo dentro
toda la magia, toda la vida,
y evaporarme, sin pena, ni gloria,
en paz evaporarme.

Debió pararse mi corazón aún muy pequeño,
cuando todos éramos felices.
Cuando todo era verdad para mis ojos,
cuando la gente que querías vivía
y les querías sin pensarlo,
cuando podías creer en las personas.

Lo mucho que has mentido,
el daño generado,
la muerte, fruto de la angustia,
como las lágrimas,
profunda, lenta, siempre cerca.

Perdón por no haber llorado antes,
hoy me has atravesado las pestañas.
He pensado en tu madre,
en la mia,
y he querido acompañarte.

Desde lo inerte, les he creído, sí,
cuando dicen que después, no hay nada,
nada,
nunca más.

No, después tampoco.


sábado, 5 de enero de 2013

Contraindicanciones.


El fuego de la ira nublando la razón,
la muerte acariciando las costillas.
Desazón, ruido, punzantes cosquillas.

Conversaciones conmigo, sin dormir y sin respuesta.
Sonámbulas palabras, gritando, sin parar.
verdades que nadie, jamás comprenderá.

Manual de emociones,
mil recetas de canciones,
que oscuras guarden rabia.

No puedo quedarme,
o grisácea y complaciente,
acabaré dando las gracias,
por hacerme penitente.

Furia descontrolada,
ojos de sangre dedicada,
mares nocturnos, afonía incorporada.

Y no preguntar nunca, jamás decir por qué.
Libre la pluma que se escapa del papel,
tarde sabréis que ya nunca va a volver.

Sonidos, dejadme inconsciente,
haced que nada parezca verdadero,
que las luces vuelvan en Enero,
que el futuro mejore lo presente.

En fin, adiós, no te pongas a llorar,
nadie me ha dolido nunca tanto,
deja que me cure de tu espanto,
en silencio, calla ya.


Datos personales

Mi foto
Una vida no cabe en 1200 caracteres.

Trying to.