martes, 31 de mayo de 2011

Vapor de asfalto.

Se desvistió la lluvia furiosamente.
Amenazó con inundarnos las almas con su esperpéntico aullido.
Como niños asustados y bajo las sábanas,
quizá nos quisimos, o lo pensamos,
pero nunca estuvieron tan cerca nuestros pálpitos.

Creo que fuí yo la culpable de tu insomnio,
quería incendiar con mis manos tus sentidos,
y llenarme para siempre de tu perenne paz,
verme pura desde tus ojos de luz castaña.

Cuando creímos que había cesado,
nos sorprendió calándonos los huesos,
haciéndonos reír, por no llorar como el cielo,
que se había descargado con violencia infinita,
doblegándonos ante él sin clemencia,
castigando con ácidas lágrimas nuestros ojos.

La lluvia de verano duró como una canción,
y cón la última gota, un susurro,
colmó el aire de nostalgia y deseo embotellado,
en las aceras aún calientes y ahogadas en silencio.

Creímos estar a salvo,
unidos por los puntos cardinales,
aprendiendo nuestros gestos,
cerca,cada vez más cerca,
hasta que se evaporaran los suelos con el sol del estío.

Y en cuanto cerramos los ojos pensé,
que no hay una noche en que no te buscara
como la lluvia a nosotros esa tarde.

Distraída ,con prisa,
los ojos fijos y vacíos,
entre el pasado y los escombros,
lo que fuí y lo que me hiciste ser.

Deseando que me rozaras por equivocación,
y con un temblor de lluvia y llanto
la muerte se extinguiera de nuestros párpados
tras esa cortina de lluvia efímera y tormentosa.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Recuer2

Esta mañana he depsertado sin alarma, escuchando palomas en la ventana
que hacían caso omiso de los cds brillantes y las bolsas de viento.
Las calles estaban desiertas aún, sombreadas a carboncillo.

Corría por la casa un aire invisible pero cierto,
que sinuoso traspasaba los papeles de la pared,
haciendo bailar a las orquídeas de la terraza soleada.
Olía a tostadas, como cuando era pequeña y mi padre les ponía mantequilla derretida,
olía a café esta vez en vez de a cola-cao.

Hacía tiempo que no veía un cielo tan azul,
un azul que los que son muy de aquí llaman "azul Bilbao",
oscuro, como el corazón del cantábrico, terrible mar de la niñez.

Cuando la casa era amarilla,
el sol se reflejaba en nuestros ojos,
y un girasol bailaba con nuestras risas y con Ketama,
mientras bailaban mis padres, por la cocina.

Estábamos más ajustados, mi hermano era una bolita,
y los cuartos rosa y azul, como correspondía al clasicismo habitual.
Ibamos de excursión siempre, llevando los patines y raquetas al frontón de Meñaka.
Mi madre tomaba el sol con su amiga, que estaba un poco loca,
y mi padre charlaba con su ducados entre los dedos con el marido,
poseedor de una granja que me chiflaba, tanto como él,
al que después de tanto tiempo no he conseguido olvidar.

La infancia es solamente aquella en que basándote en cosas sencillas
como pueden ser las cosquillas en la tripa jugando al escondite,
como puede ser el verano sin colegio,
o hacer carreras en medio de la acera por la noche,
eras absolutamente feliz.
Agotado y rojas las mejillas, despeinado.

Eso es ser una niña,
jamás quise ser mayor, nunca,
porque de algún modo sabía lo mucho que nos envidiaban los imperfectos adultos.

Salir de casa impoluta,
llegar del colegio llena de barro y manchada de moras,
con heridas en sendas rodillas, reseca la sangre, y esa carita de felicidad
suave y redonda,como un melocotón,
mientras tu madre quitaba el verdín del uniforme desesperada
y tú le ignorabas, sonriente, ajena a todo mal.

Esa es la infancia que quiero tengan mis hijos,
una época marcada por las hadas y los cuentos,
por la mitología y las canciones inventadas,
los árboles de manzanas de oro,
los zapatos bailarines de la niña caprichosa,
y los Huevos Kinder escondidos por la casa.

El campo abierto, las ovejas y los conejos,
las migas de pastores, la tortilla de Jonás,los tomates de Mari,
los pimientos verdes en el balcón frente al mar, en Bakio,
y la sorpresa del pastel de arroz que aitaita compraba a los doce nietos.

Sin saber por qué me han entrado ganas de llorar,
pero por saber que no he sido nunca tan feliz
como cuando no tenía uso de razón.

lunes, 23 de mayo de 2011

Las elecciones castigan.

Han pasado ya casi diez días desde el día en que la sociedad salió a la calle para reivindicar lo que hoy brilla por su ausencia,
esa democracia participativa y real en que todos tuviéramos cabida después de engaños y bromas de mal gusto por parte de los partidos,
una mayor transparecia en su proceder,
un hacer partícipes a todos en sus actuaciones,
unas medidas económicas diferentes que evidencien que con los recortes poco más se ha conseguido que enervar al personal.

Y ya sabemos los resultados de las elecciones municipales.

Y no son alentadores tras una semana intentando reivindicar el NO bipartidismo,
fomentando el voto hacia los partidos minoritarios,
consiguiendo que los jóvenes y los no tan jóvenes,
la gente,
ya fuera por primera vez o la primera en muchos años,
salieran de su casa, de ver la película de los domingos
y gritaran, se expresaran ante miles de personas,discutiendo sobre libertades, derechos y aportado sus propuestas personales para edificar posibles soluciones.

Todos sabemos que ésto no era una panacea,
que aunque intenso parecía algo más bien efímero y utópico,
pero compartíamos la ilusión por una nueva era que había llegado dando brillo al pasotismo y a la decepción que reinaba.

Desafortundamente esto se venía venir,
el castigo a quienes han decepcionado,
el contagio hacia la derecha que en toda Europa prevalece,
y por último la oportunidad a una coalición nueva que ha luchado por ser representadoa.

La economía lo inunda todo,
siendo el por qué principal de estos resultados.

En el Arriaga se escuchaban los cajones latinos,
y guitarras salían de cada recoveco,
junto a la ría, en cada grupo,
se respiraba algo distinto, eso sí, a todo lo que antes había visto en la villa.


Carteles por los suelos, talleres de música, teatro, recolectas de alimentos..
Gente reunida por la reivindicación de un presente y sobre todo un futuro más justos.

Ha sido bonito mientras ha durado,
esperemos que no se convierta en una anécdota y que las elecciones no desinflen a la gente en su afán de lucha y cambio.
Y sino que miren a Bildu.

Las elecciones en la vida,en el contexto que sea son siempre complicadas.
Y decepcionan.

viernes, 20 de mayo de 2011

Pierdo te.

Te asomaste a mi vida sin querer y de pronto.
Sin prisa,
Pero a tiempo.

Leías "detectives salvajes" en el autobús y parecías triste, tristísimo.
Te miraba embelesada sin conocerte.

Las conversaciones resonaban en mi cabeza
y me inventaba historias mientras recorríamos el paisaje industrial y verde adormilados.
Era uno de esos días en que no entiendes por qué pero quieres sentir,
y lo que sientes se te escapa de las manos,
como la luz o como el agua entre los dedos.

Yo quería conocerte, y decirte lo mucho que tenemos en común,
que nos queda tanto tiempo por delante..

Mirabas con nostalgia por la ventana, tu mirada parecía verde.
Yo quería aferrarte a la vida con fuerza, a mí,
decirte que yo te acompañaría a cualquier destino ,
que no me importaba nada más que el viaje que nos prometimos en un sueño.

Me enseñaste a perder el vértigo y te alejaste con el aire en el que a veces te reconozco.
El día se apaga y repleta de sombras me siento una náufraga en la ciudad incandescente.
"Agárrate de mi mano, que tengo miedo del futuro",
y necesito manos,
las tuyas,
esa rugosidad cálida del cuidado que ofrecen los cuerpos que vibran.

Sentirme arropada en esta primavera esquizofrénica,
Aunque en ese mismo instante una mujer se posara en tus recuerdos,
aunque pensaras en la última frase que te dijo sonriendo,
quería abrazarme a una ilusión pasajera y escurridiza que me necesitara como yo te necesito.
yo sólamente quería decirte mi nombre.

Puede que si te dijera que pasan los días sin pena ni gloria,
que me siento inerte, que estoy ciega de no poder verte,
que sino siento reviento,
y que a pesar de todo no pierdo la esperanza.

Puede que si te dijese que no sé quién soy
quisieras tomar un café,
y dejarme que te explique,
que no quería más que compartir algo contigo en esta tarde melancólica.

Sin saber qué siente,
sin saber si es verdad
sin saber si estoy loca.

Puede que si te miro escuchando una canción que te encantaría,
aunque sea la más triste del mundo,
te apiades de mí,
y me mires,
aunque en tus ojos vea a otro hombre ofreciéndome la vida.


Seguramente entonces,
me atrevería a hablarte,
y en ese mismo segundo en que las vidas se cruzan,
dejases de mirar con nostalgia la ciudad por la ventana.

Te vas,
y el aire se hace agrio,
y mi pesar se extiende a todo el cuerpo,
y se me nublan los ojos buscándote,
esperandote,
otra vez,
semi dormida.

jueves, 19 de mayo de 2011

Ebullición.

A ras de elecciones y en plenos exámenes se agitan nuestros pequeños universos.
El ambiente está cargado y los estudiantes nos hinchamos a cafeína para soportar el no haber sido constantes durante el curso, una vez más.

Colas interminables a las puertas de las bibliotecas que no dan abasto desde las siete de la mañana,
estampidas y auténticos rings por un asiento para estudiar
es el panorama que nos encontramos los estudiantes estas semanas.

Por lo visto estudiar está de moda, y la moda también ha llegado a las bibliotecas con más fuerza que nunca.
Mientras estudias y pese a que hace un sol de mil demonios y sientes que tu masa gris es insuficiente, tacones y colonias inundan las salas de estudio.
Maquilladas como puertas ellas, y boquiabiertos ellos, no hay quién se concentre hoy en día.


Otros se muerden lo poco que les queda de uñas,realizan horarios,llevan amuletos de la virgen o sencillamente devoran gominolas y otros alimentos emitiendo un ruido insoportable.
Por la tarde noche, se cierra el circo, y con un olor a humanidad que no hay quién lo aguante,las instalaciones respiran tranquilas no por muchas horas.

Podríamos quejarnos de la situación de las bibliotecas,
y de ese compendio de nervios que se cuecen en nuestras tripas,
de nuestras ojeras o de lo mucho que nos apetecería irnos de vacaciones,
pero carecería de sentido porque lo cierto es que los únicos culpables de este frenético ritmo de vida,
de los agobios,
y de la desesperanza ante el temido suspenso somos nosotros.

Unos más optimistas ,otros más taquicárdicos,
y cómo no,los pasivos resignados,
nos enfrentamos a la fase final que el maravilloso Plan Bolonia ha ideado para nuestro sistema educativo.
Recuperaciones en Julio en vez de Septiembre,doscientos veinte trabajos por minuto,
y mucho menos tiempo para estudiar es en lo que se resumen los cambios que este plan ha supuesto en cuanto a los exámenes se refiere.

Por lo que a mí respecta, hay otros sentidos en que desapruebo este plan más relevantes que las fechas, pero los que estudien otras carreras más complejas, tienen que estar pasándoselo fenomenal.


En el momento exacto en que dejamos de tener clase,
justo en ese instante,
una alternativa al pasotismo de nuestro tiempo asoma la cabeza.
En todas las ciudades europeas los estudiantes se agrupan,
se encuentran y gritan, y es que parece ser que sólo hacía falta un pequeño empujón para dar forma a las inquietudes de la juventud que nos consta ser.

El debate sobre los recortes, la corrupción y una necesidad democrática por ahora ausente, son algunas de las peticiones que con el lema Democracia real ya!
pretende la sociedad encaminar el futuro incierto de la juventud de hoy.

Personas de todo tipo y condición, de todas las edades,
se han reunido en plazas y ayuntamientos para demostrar que estamos cansados.
Cansados de un sistema que no parece satisfacer a nadie más que a los bolsillos de los que nos roban, de los que mienten y pasean sin conciencia por las calles,
de los que prometen y se venden,
de los que dicen que somos futuro pero nada nos dan para poder conseguir serlo.

Estas sentadas pretenden hacer vigentes que el movimiento ha comenzado,
que somos muchos los descontentos y que tenemos ganas de hacernos oír.
Es nuestra campaña particular,
sin eslóganes ni fotografías sonrientes,
sin publicidad engañosa,ni automóviles con decibelios de mentira,
con la verdad de la vida de cada individuo,
reunidos todos por un futuro que creemos merecernos.

Como para concentrarse en estudiar está el tema.

lunes, 16 de mayo de 2011

Lo que quiero y no.

Te has hecho "mayor" sin darte cuenta y has cambiado.
Has cambiado mucho.
Ya no dependes tanto de los demás,
ni le das tantas vueltas a discusiones estúpidas,
ya no contestas a tu padre como antes,
y te apetece charlar con tu hermano pequeño cuando llegas a casa.

Ya no tienes complejos estúpidos
ni te importa que te vean sin maquillaje,
ni vas a fiestas que odias
o saludas a gente con la que sólo compartes una antipatía natural y hasta hace nada y sin motivo aparente compartías también el saludo.

Para mí al menos nada de eso es ya necesario.
Sencillamente paso por la vida como muchos,
preocupada por lo que me estimula,lo que me hace sentirme cerca de los demás,
libre, llena, alegre y despierta.
Y sobre todo lejos de lo que me aburre.


Tengo devoción por las personas que me hacen reir y no me juzgan,
los que simplifican sonriendo,
los que entienden que las cosas pueden ser de mil maneras,
y el futuro se nos escapa,
pero no por ello se frustran ni enloquecen.

Me gusta la gente cuya única ambición es poder vivir tranquila y en paz,
sin que le molesten y sin tener que dar explicaciones.
Las personas que valoran las cosas sencillas
las que aún escriben cartas porque saben lo que es recibirlas,
las personas que a las ocho de la mañana te dan un abrazo como si llevaras un año sin verles.

El caso es que el año que viene termino esta carrera.

Y si ya resulta absurdo el hecho de que con la mente de un dieciochoañera tengas que decidir a qué quieres dedicarte el resto de tu vida,
asusta mucho más saber que ahora te estás entrenando para serlo,
vamos,
que se da por sentado que no tienes ninguna duda acerca de tu cercanísimo futuro profesional.

Y eso es mentira.
Las alternativas se multiplican, hay másteres ,hay viajes pendientes,
hay miles de personas a las que conocer en cualquier parte del mundo,
idiomas que dominar,doscientas especialidades ..

Y todo para tener qué?
Éxito profesional?
Contentos a tus padres?
sentirte más válido ante lo que los demás consiguen?

En segundo de carrera conocí el amor,
y en tercero me estoy conociendo a mí misma,
así que puedo decir que la carrera me está sirviendo para algo,
aunque no sea para ser lo que muchos de los que se sientan a mi lado en clase pretenden para ellos mismos.

Y cómo me alegro.

jueves, 12 de mayo de 2011

Lo que veo

A mediados de Septiembre comencé otra vida.

Y volví a cambiar con el tiempo,
pensando y queriendo más o menos lo mismo.
Todavía.

Primero de carrera estuvo marcado por la ilusión,
por la novedad que supone el comienzo de la etapa universitaria,
los nervios en la tripa,
las imágenes inventadas de lo que sería o de lo que querías que fuese,
los pasillos abarrotados, las aulas como las de una mala película americana,
los cafés al sol ,los exámenes, las noches ciegas compartidas.

Un ciclo que la gente recuerda con añoranza cuando crece,
que parece marcar bastante a todos una vez convertido en recuerdo.


De pronto, posees una nueva identidad,
y tienes una nueva oportunidad,
empiezas de cero,
y todo parece fresco y excitante.

Todo son estímulos en esta época,
nuevas caras, nuevas vidas, nuevas personalidades por descubrir.

Cada días es distinto si tú lo buscas,
la energía reverbera y se renueva,
y alargas los días
abarrotándose de información el subconsciente.

Demasiada música, demasiadas películas ,demasiados libros.
Siempre pienso que nunca tendré el tiempo suficiente como para procesar tanta información.
Es materialmente imposible.

Sí,volvemos sin querer al concepto del tiempo en Occidente,
ese preciado tesoro que se va para no volver..

Es entonces cuando recuerdo en Fez a esos chicos viendo pasar las horas mientras escuchaban música compartiendo los auriculares y bebiendo cantidades ingentes de té.
Y me dan envidia.

En cierto modo muchos de ellos parecían felices,
yo les veía reír, y charlar tranquilamente, observar a los turistas,
les veía compartir con su comunidad las tardes soleadas.

Ahora pienso en nosotros,
pienso en nuestra sociedad alocada del estrés y el minutero,
pienso en nuestros fríos saludos y en nuestras tantas despedidas,
en lo obsesionados que estamos con hacer miles de cosas para llenar nuestro tiempo,
para no tener que pensar y deprimirnos,
para huir de la soledad que tanto asusta ahora
a pesar de que nunca hemos estado más solos que ahora.

Los niños viven pegados a sus ordenadores y calentando pasta en el microondas comen solos mientras ven una serie en la que el humor es más corrosivo que el ácido,
y ajenas, sus madres estarán llendo al gimnasio o a Tai-Chí,
y es posible que se acuesten sin mediar palabra con ellos.

Es posible también que estos niños hayan comenzado su primera relación con una chica que conocieron por el messenger o un chat,
y que se sientan deprimidos con doce años o se droguen desde que hacen la primera comunión, nadie lo sabrá.

Puede que la vida de una niña se desmorone por unas fotos publicadas en tuenti,
esa misma niña que cada vez que sale de casa parece que tiene treinta años y un hijo en vez de diecisiete.

miércoles, 4 de mayo de 2011

La morriña

Acurrucada entre las rocas débilmente iluminadas,
dormí en paz, soñé largas y dulces historias,
escuchando el romper de las olas hasta saciarme de su latido.
De su brutal estallido en la lucha de la naturaleza.

Volví a la vida sin saberlo,
sin planes,anulando los fantasmas,
olvidandome de todo menos de sentir,
dejándome levar, desprendiendome de todo lo que mi cuerpo desnudo no necesitaba.

Tampoco recordaba tal barullo de estrellas agrupadas
como en un consenso celestial, pululando ante mis pestañas y el asombro,
acunando mi cuerpo ya aletargado,
iluminando las partes que no recordaba que consituían mi carácter.

En esos intervalos de turquesas espirales
entre cuevas y leyendas con olor a humedad,
reí con los ojos y las manos,
con los pies mojados,
y rojos los párpados del engañoso sol del norte.

En la intimidad del cuarto de la luz y la música
bailé bajo las sábanas
celebrando el retorno a la alegría.

Sorprendida ante el poder de la palabra compartida,
usando el pasado sin quererlo para la indescifrable unión de las almas,
en el reencuentro de la emoción en las papilas.

El sobresalto de recuperar algo que creiste haber perdido,
y el equilibrio fue posible,
sin haberlo planeado,
fresco y puro, como el agua,
como un niño sin barreras,
en la burbuja que no cesa hasta que no mueren las miradas.

Las campanas resonaban en Santiago,
y llovía por primera vez,
y sonreía por primera vez,
y firmamos una tregua yo y el universo.


Empapada y eufórica,
elegí continuar el camino a ninguna parte
exprimiendo las luces de la ciudad desde la altura.


Sin vértigo esta vez,
sin más incertidumbre que la que le crea a uno sentirse tan dichoso que teme que no dure eternamente.
Que teme estropearlo.

Miedo a la felicidad y a uno mismo,
a la verdad,
por la falta de costumbre.

Enhebrada a la almohada esta vez,
sueño seguro con los ecos de risa en salitre,
de la mañana clara y suficiente,
aquella, la más perfecta,

Sin una sola sombra,
sin azúcar,
y sin aliento.

El origen

Con dos flores secas pegadas a mi cuaderno y un mare magnum de emociones anudadas a las entrañas
miro por la ventana con pesadez justo en ese instante en que el sol se apaga y deja rastros luminosos tras de sí.

De un tiempo a esta parte viví como tantas veces,
al margen de mí y lo que me consta ser,
ajena a una vida que me dejó de pertenecer sin poder evitarlo.

Hace apenas nada
me faltaron las caricias que acababa de perder por el camino
que rodaron, alejándose, por los abismos del cansancio, del pasado,
escasearon los besos y me faltaron las palabras a que aferrarme.
Brilló la ilusión por su ausencia,
acusándome a mi misma de la línea que había atravesado,
escapé por un agujero y escuché después de tanto,
y no emití ningún sonido, convirtiendo mi ruido en silencio,
queriendo olvidarme de todo.

Y me salvé.
Me salvé pidiendo socorro a otras frases e historietas,
para ignorar a la ilusión que se coló por los desagües de las ciudades que atravesé.


Trágicamente inerte y presa de la falta, me embarqué en otro viaje con mi hatillo gigantesco,
y atravesé el país con la esperanza del que la ha perdido.

Sin pena ni gloria comenzó ese camino , y llegué cansada al lugar en que una de las semanas más bellas que consigo recordar fue vivida.

Allí despertaron las playas boscosas que jamás hube soñado,
con el olor a espumas y eucaliptos penetrando en nuestros cuerpos,
vacías de todo lo prescindible, en calma, solitarias, llenas de todo lo inmaterial. Salvajes.

Playas que recorrerán mi memoria sin esfuerzo
en que respiré después de haberme ahogado.
En que cerré los ojos para recordarlo todo,
para recobrar la constancia de estar pisando ese lugar.
Para ser consciente de que era yo , después de todo,
la protagonista de la historia.

Datos personales

Mi foto
Una vida no cabe en 1200 caracteres.

Trying to.